Mujeres rurales en el sector de la quinua: cambios, logros y desafíos

Por: Daniela Romero*

La agricultura es la fuente de empleo más importante para hombres y mujeres en las regiones más pobres del mundo, más aún cuando se trata de una agricultura a pequeña escala (FIDA 2011: 9, 16). El papel de las mujeres en ésta es de vital importancia, puesto que son las principales responsables de la seguridad alimentaria, la administración y distribución de los ingresos, la transformación de los medios de subsistencia, además del cuidado del hogar (Barrientos 2007: 5; Agarwal, 1996). Sin embargo, la escasa infraestructura y servicios rurales, así como la asignación cultural patrilineal de funciones dentro del hogar y la producción, han limitado por años su participación en el mercado laboral y en la vida política de sus comunidades en lo que respecta al desarrollo agropecuario (Lastarria – Cornhill, 2008; Jelin, 2014).

No obstante, en las últimas décadas, se evidencia un cambio en sus condiciones, impulsado, principalmente, por políticas de paridad de género y mayor acceso a niveles superiores de educación, como por proyectos que buscan el empoderamiento de las mujeres en diversas esferas. En la actualidad, estos proyectos se ven guiados, entre otros,  por el enfoque de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, propuesto desde las Naciones Unidas. Sin embargo, el mismo también es puesto en marcha dentro de las condiciones favorables que producen los actuales auges económicos de productos agrícolas.

En el caso de Bolivia, un claro ejemplo es el auge de precios de la quinua que, entre 2008 y 2015 (Gráfico 1), impactó de manera importante en la dinámica productiva de las comunidades del Altiplano Sur boliviano, impulsando grandes transformaciones económicas, tecnológicas, sociales y ambientales (Laguna, 2011; Kerssen, 2015; Romero, 2021); que beneficiaron de manera directa a grupos poblacionales, como las mujeres, antes prácticamente invisibilizados en el trabajo productivo y en los espacios de decisión (Laguna, 2011; Romero Merlo, 2016; Romero, 2021).

Gráfico 1: Valor de exportaciones de la quinua 2003 – 2012

Fuente: Kersen,2015.

Con el auge de la quinua, la mejora en las condiciones económicas de productores y productoras fue considerable, pero en el caso de las mujeres marcó una diferencia clara. El mismo les brindó una fuente constante de ingresos, debido a su mayor responsabilidad en actividades reproductivas; aunque continuaron las tareas no remuneradas dentro del hogar. Tal fue la expansión de la producción de este cultivo y la necesidad de contratar mano de obra, que muchas mujeres, incluso inmigrantes, lograron beneficiarse de fuentes laborales en este rubro (Romero Merlo, 2016; Quispe, 2019; Romero, 2021).

Esto provocó que las mismas gozaran de una mayor independencia económica, aunque no se tradujo inmediatamente en una distribución equitativa de las labores del hogar (Quispe, 2019; Romero, 2021). Es decir, las mujeres continuaron limitadas en su tiempo por las actividades reproductivas, pero ahora además eran responsables de la producción; mientras los hombres seguían haciéndose cargo sólo del principal ingreso del hogar: la quinua (Romero Merlo, 2016; Romero, 2016; Quispe; 2019).

De hecho, si se observan las cifras sobre el grupo ocupacional en el que más se encuentran insertas, es claro que las fuentes de ingresos por cuenta propia y/o a tiempo parcial, tales como los servicios y el comercio, son las que pueden conciliar con sus otras labores de administración del hogar. Mientras que, en el caso de los hombres, es evidente una mayor participación en trabajos asalariados a tiempo completo. El Gráficos 2, extraído del Informe de la Encuesta FATE 2014 – 2015, muestra el porcentaje, por sexo, de grupos ocupacionales en el caso de los productores de quinua del Altiplano Sur boliviano, sin tomar en cuenta la producción de quinua en los indicadores, por constituirse la actividad productiva principal en toda la zona.

Gráfico 2: Encuesta FATE 2015. Grupo ocupacional por sexo (%)

Fuente: Informe de la encuesta FATE 2014 – 2015 del CIDES – UMSA.

Se resalta que las mujeres también tienden a estar insertas en grupos ocupacionales profesionales; es decir, tienen una profesión técnica o universitaria, lo cual evidencia cómo ha cambiado el acceso a la educación comparado con generaciones más adultas. Por su parte, el Gráfico 3, extraído de la misma fuente, revela que los hombres cuentan en mayor porcentaje con fuentes de tipo asalariado, mientras las mujeres trabajan por cuenta propia, lo cual se explicaría a que este tipo de fuentes laborales tiene horarios más flexibles para ellas y para que puedan, justamente, conciliar sus otras labores.

Gráfico 3: Encuesta FATE 2015. Situación de empleo por sexo (%)

Fuente: Informe de la encuesta FATE 2014 – 2015 del CIDES – UMSA.

Así como el auge influyó en la participación laboral de las mujeres, también lo hizo en su participación política, al brindarles más espacios de decisión (Romero Merlo, 2016; Romero, 2016; Quispe, 2019). Las asociaciones de productores fueron espacios más igualitarios en la participación que surgieron de la necesidad de institucionalizar la producción. Además, los mismos se constituyeron como lugares de formación y fortalecimiento de las habilidades de administración de la producción y el liderazgo, que muchas mujeres aprovecharon para lograr un mayor empoderamiento económico (Laguna, 2011; AVSF, 2014; Biermayr – Jenzano, 2016).

No obstante, se debe aclarar que este incremento en su participación también tuvo como trasfondo un proceso de revalorización de usos y costumbres de los pueblos indígenas, legalmente reconocido en la Constitución Política del Estado de 2009, y guiados por la lógica del “chacha – warmi” o la complementariedad e igualdad de derechos de ambos géneros (Laguna, 2011; Quispe, 2019; Romero, 2021).

Empero, debido al tipo de organización funcional – patrilineal de los hogares, antes descrita, su participación política también estuvo limitada por su carga de trabajo en el hogar, la producción y el cuidado. Esto habría afectado, principalmente, a mujeres de generaciones más adultas, acostumbradas a regirse dentro de este tipo de organización desde corta edad, al tener que ser la principal ayuda para sus madres, teniendo muchas veces que dejar la escuela y, así, la posibilidad de desarrollar sus habilidades de liderazgo (Jiménez, 2011; Jelin, 2014; Quispe, 2019; Romero, 2021). Las generaciones más jóvenes han superado estas limitaciones, debido a su mayor acceso y sus mayores niveles de educación, además de políticas de paridad de género, que les han brindado mejores condiciones y habilidades para decidir por sí mismas y ser más activas en los espacios socio – económicos que afectan su bienestar y el de sus hogares (Biermayr, 2016; Romero, 2016; Quispe, 2019).

En conclusión, el auge de la quinua generó cambios importantes en las condiciones económicas y políticas de las mujeres productoras, al fortalecer su independencia, poder de decisión y liderazgo, no sólo en sus hogares, sino también en sus propias comunidades y procesos productivos y políticos que antes se delegaban a los hombres, principalmente. Sin embargo, aún el debate sobre la jornada laboral dentro de sus hogares y la distribución desigual de las tareas domésticas, se hace presente en su día a día, demandándoles un mayor esfuerzo para alcanzar los mismos beneficios que los hombres.

Bibliografía:

  • Agarwal, B. (1996). “El debate sobre las relaciones entre género y ecología: conclusiones desde la India”. En Mientras Tanto, No. 65, pág. 37 -59, 65.
  • Agronomes & Vétérinaires Sans Frontières – AVSF (2014) Quinua y territorio. Nuevos desafíos. Gobernanza local y producción sostenible de Quinua Real en Bolivia. La Paz, Bolivia: Unión Europea/Agencia Francesa de Desarrollo/RURALTER.
  • Barrientos, S. (2007). “Female Employment in Agriculture: Global challenges and global responses”. Working paper.  Brighton: Institute of Development Studies University of Sussex.
  • Biermayr – Jenzano, P. (2016). Género y sistemas agroalimentarios sostenibles estudios de caso: yuca, quinua, maíz y algodón. Santiago de Chile: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
  • Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) (2011) Informe sobre la Pobreza Rural. Nuevas realidades, nuevos desafíos, nuevos desafíos para la generación del mañana. Roma, Italia: Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). Consultado el 7 de agosto de 2019. https://www.ifad.org/documents/38714170/39150184/Rural+Poverty+Report+2011_s.pdf/38d738ed-a005-42b8-ba40-5964a4009533
  • Jelin, E. (2014) «Desigualdades de clase, género y etnicidad/raza. Realidades históricas, aproximaciones analíticas». En DesiguALdades.net Working Paper Series 73, Berlin: desiguALdades.net International Research Network on Interdependent Inequalities in Latin America.
  • Jiménez, E. (2011). “La economía del cuidado en Bolivia”. Serie cuaderno de trabajo, (15). CIDES-UMSA: La Paz, Bolivia.
  • Kersen, T. (2015) “La soberanía alimentaria y el boom de la quinua: retos para la re-campesinización sostenible en el Altiplano Sur de Bolivia”. En Revista Cuestión Agraria Vol. 2, noviembre de 2015. La Paz, Bolivia: Fundación TIERRA.
  • Laguna, P. (2011) “Mallas y flujos: Acción colectiva, cambio social, quinua y desarrollo indígena en los Andes Bolivianos”. Tesis de Doctorado. Wageningen, Países Bajos: Wageningen University, págs. 516.
  • Lastarria-Cornhill, S. (2008) “Feminization of Agriculture: Trends and Driving Forces”. Otawa, Canadá: International Development Research Centre – IDRC.
  • Quispe, J. (2019) “Mujeres, desarrollo y quinua”. Cuaderno de trabajo 9. cides-umsa, 2019 Primera edición: septiembre 2019 Esta publicación ha recibido el apoyo del Proyecto R4D: Feminización, Agricultura de Transición y Empleo (FATE) y el CIDES-UMSA.
  • Romero Merlo, A. (2016). Resultados de la Encuesta “Feminización, transformación Agraria y Empleo Rural – FATE” en comunidades de la provincia Nor Lípez y Antonio Quijarro del departamento de Potosí. Ciclo 2014 – 2015. CIDES – UMSA: La Paz, Bolivia.
  • Romero, D. (2021). Mujeres campesinas y nueva ruralidad. Entre el auge y la crisis económica y ambiental de la producción de quinua en el Altiplano Sur de Bolivia. Tesis de Maestría. Pontificia Universidad Católica del Perú: Lima, Perú.

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*Investigadora del Programa trAndeS (Alemania) e Investigadora Invitada en temas de género de INESAD, daniela.romeromay.88@gmail.com

El Blog toma como base la tesis de maestría: Mujeres Campesinas y Nueva Ruralidad. Entre el Auge y la Crisis Económica y Ambiental de la Producción de Quinua en el Altiplano Sur de Bolivia, que fue realizada en el marco del Programa trAndeS de la Universidad Libre de Berlín y de la Pontificia Universidad Católica de Perú y con el apoyo del Proyecto FATE del CIDES – UMSA y la Universidad de Berna. El desarrollo y publicación de esta síntesis fue posible gracias al proyecto “Creación de empleos verdes para mujeres indígenas en el marco de la respuesta y recuperación bajas en carbono del COVID-19 en sector boliviano de la Quinua”, que cuenta con el apoyo del Programa Economías Sostenibles Inclusivas de International Development Research Centre (IDRC) de Canadá.

Los puntos de vista expresados en el blog son de responsabilidad de los autores y no necesariamente reflejan la posición de sus instituciones o de INESAD. 

 

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