Boris Branisa

¿Parece adecuado el nivel de reservas internacionales de Bolivia? Sí, por el momento.

Por: Boris Branisa, Ph.D.*

A comienzos de noviembre de 2018 el anuncio de una decisión administrativa poco relevante del Banco Central de Bolivia (BCB), referida a la suspensión de la venta de dólares a través de sus ventanillas ubicadas en la ciudad de La Paz, generó alguna susceptibilidad en el país por haber sido realizada cerca de un feriado nacional, y el Ente Emisor tuvo que aclarar que si bien ya no venderá dólares en ventanillas, continuará con la venta de dólares al público mediante las Entidades de Intermediación Financiera, es decir la banca privada y las casas de cambio (link 1 – El Deber, link 2 – El Diariolink 3 – Los Tiempos). Fue interesante también que el Presidente a.i. del BCB declare en este contexto que “no habrá devaluación de la moneda en el país porque la estabilidad cambiaria, de los últimos años, le dio buenos resultados a la economía.” (link 4 – Página Siete).

Al pensar en el tipo de cambio en particular y en la estabilidad macroeconómica en general, hay que destacar que una de las variables macroeconómicas clave para ver cómo estamos son ciertamente las reservas internacionales. Y la pregunta obvia es entonces: ¿parece adecuado el nivel de nuestras reservas internacionales?  El tópico de las reservas internacionales óptimas para una economía ha sido analizado desde hace años por muchos autores y desde distintas perspectivas. Como muestra, a noviembre de 2018 el trabajo pionero sobre el tema realizado por Heller (1966) ha sido citado más de 600 veces según Google Scholar.

En este post voy a utilizar un enfoque desarrollado y promovido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) durante los últimos años para evaluar si las reservas internacionales de los países parecen adecuadas (FMI 2011, 2013, 2015, 2016). Para ello, como lo detalla el Banco de la República [de Colombia] (2012), hay que entender primero que una de las funciones de las reservas internacionales es la de proteger al país de shocks externos. Debido a que los shocks pueden venir de la cuenta corriente o de la de capitales, en general los indicadores utilizados para monitorear las reservas están relacionados con variables que miden estos potenciales shocks: (i) Los shocks de la cuenta corriente pueden deberse a una reducción fuerte de las exportaciones que dificulte el pago de las importaciones; (ii) Los shocks de la cuenta de capitales pueden deberse a dificultades para acceder a financiamiento externo, tales como un menor acceso a créditos internacionales, una disminución de la inversión extranjera, o mayores egresos de capital de extranjeros o de residentes.

El enfoque mencionado del FMI trata de establecer de manera sistemática el nivel de reservas internacionales de un país que pueda cubrir de manera razonable las principales potenciales fuentes de riesgo. No quiero entrar aquí en más detalles, sino simplemente mencionar que el FMI utiliza variables macroeconómicas que capturan las fuentes de riesgo y las combina mediante una fórmula sencilla, donde las ponderaciones de cada variable reflejan lo que históricamente ha pasado en periodos de tensión del mercado cambiario, asumiendo un escenario severo. Con este enfoque se tiene entonces una métrica que refleja las necesidades de liquidez en moneda extranjera que podrían darse y frente a las cuales las reservas internacionales podrían actuar como un colchón. Para fines de monitoreo, las reservas internacionales de un país se expresan como un porcentaje de la métrica descrita. Según el FMI (2016), un valor que esté en el rango entre 100% y 150% se considera adecuado.

La figura 1 representa las reservas internacionales de Bolivia expresadas como porcentaje de la métrica de adecuación de las reservas del FMI entre los años 2003 y 2017. (El valor para el 2018 es una proyección del FMI). La zona gris del gráfico representa un nivel adecuado de reservas de acuerdo con lo explicado anteriormente. Como se observa, entre 2003 y 2011 las reservas aumentaron de manera notable, pasando de niveles inferiores al 100%, es decir demasiado bajas, a niveles cercanos a 350%, lo que representa mucha holgura. Lo preocupante es la tendencia desde 2011: hemos tenido un descenso sistemático de las reservas año tras año, llegando a un valor de 157% en 2017. Hay que remarcar que dicho valor todavía está por encima del rango sugerido como adecuado. Pensando en el futuro cercano, la proyección del FMI es para Bolivia es de 134% para 2018 y de 114% para 2019. Según este organismo internacional, en el periodo 2020-2022, el nivel de reservas ya estaría por debajo de lo considerado adecuado (FMI, 2017). Cabe destacar aquí que dichas proyecciones del FMI utilizan como supuesto que los déficits fiscal y externo en Bolivia se mantienen en el periodo analizado.

En resumen, respondiendo a la pregunta inicial: ¿parece adecuado el nivel de nuestras reservas internacionales?, la respuesta utilizando la métrica de adecuación de las reservas y las proyecciones del FMI es definitivamente sí, por el momento, pero aparentemente ya no a partir de 2020.

Figura 1: Reservas internacionales de Bolivia expresadas como porcentaje de la métrica de adecuación de las reservas del FMI
(Un valor entre 100% y 150% se considera adecuado)

Fuente: Elaboración propia en base a información del Fondo Monetario Internacional extraída del sitio https://www.imf.org/external/datamapper/ARA/index.html. Notas: El valor para 2018 es una predicción del FMI. La predicción correspondiente para 2019 es 114%.

Referencias

Banco de la República (2012). Nivel óptimo y adecuado de reservas internacionales. Reportes del Emisor. https://publicaciones.banrepcultural.org/index.php/emisor/article/download/7867/8247. (Acceso en noviembre de 2018)

FMI (2011). “Assessing Reserve Adequacy”. IMF Policy Papers. February. http://www.imf.org/external/np/pp/eng/2011/021411b.pdf (Acceso en noviembre de 2018)

FMI (2013). “Assessing Reserve Adequacy – Further considerations”. IMF Policy Papers. November. http://www.imf.org/external/np/pp/eng/2013/111313d.pdf (Acceso en noviembre de 2018)

FMI (2015). “Assessing Reserve Adequacy – Specific proposals”. IMF Policy Papers. April. http://www.imf.org/external/np/pp/eng/2014/121914.pdf (Acceso en noviembre de 2018)

FMI (2016). “Guidance Note on the Assessment of Reserve Adequacy and related considerations”. IMF Policy Papers. June. http://www.imf.org/external/pp/longres.aspx?id=5046 (Acceso en noviembre de 2018)

FMI (2017). “Bolivia. 2017 Article IV Consultation”. IMF Country Report Nº 17/395. December. https://www.imf.org/~/media/Files/Publications/CR/2017/cr17395-BoliviaBundle.ashx  (Acceso en noviembre de 2018)

Heller, H. R. (1966). Optimal international reserves. The Economic Journal, 76(302), 296-311.

 

*Investigador Senior asociado de INESAD, bbranisa@inesad.edu.bo. Las opiniones expresadas en los artículos del Blog Desarrollo Sobre la Mesa pertenecen a los autores y no necesariamente reflejan la posición oficial de la Fundación INESAD.

 

 

 

El fallo adverso a Bolivia en La Haya y la inevitable negociación de Bolivia con Chile

Por: Boris Branisa, Ph.D.*

En mayo de 2015 escribí un post titulado “La Haya y la inevitable negociación de Bolivia con Chile” sobre la demanda presentada por Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia con sede en la ciudad de La Haya para obligar a Chile a negociar un acceso soberano al mar. En dicho post planteaba que “sea cual sea el fallo de la Corte en lo que respecta a su competencia, y también sea cual sea su fallo final (suponiendo que el juicio continúa), Bolivia deberá buscar negociar en el futuro con Chile, tanto sobre el tema marítimo como también sobre otros temas pendientes y de interés común, que definitivamente no son pocos. En consecuencia, es fundamental que Bolivia analice detenidamente cuál sería la mejor estrategia de negociación con Chile (y eventualmente con Perú) en cada uno de los escenarios planteados, tomando en cuenta que las decisiones de la Corte Internacional de Justicia probablemente influirán en la opinión de la población sobre el tema en los tres países mencionados (Bolivia, Chile y Perú) y cambiarán asimismo la percepción internacional del problema.” Con la ayuda de mi colega Stefano Canelas, hicimos un gráfico resumiendo la situación a ese momento. A continuación reproduzco dicho gráfico, con las opciones que se materializaron marcadas en color rojo.

En octubre de 2018 la Corte falló que Chile no tiene la obligación de negociar con Bolivia para otorgarle un acceso soberano al mar. Para quien desee revisar con algo más de detalle lo que dictaminó la Corte y cómo rechazó todas las razones esgrimidas por Bolivia, transcribo a continuación el resumen del fallo (en inglés), texto extraído de la página web de la misma Corte:

The Court delivered its Judgment on the merits on 1 October 2018 in which it found that Chile did not undertake a legal obligation to negotiate a sovereign access to the Pacific Ocean for Bolivia. In so doing, the Court concluded that the bilateral instruments invoked by Bolivia do not establish an obligation on Chile to negotiate Bolivia’s sovereign access to the Pacific Ocean; that an obligation to negotiate Bolivia’s sovereign access to the sea cannot rest on any of Chile’s unilateral acts referred to by Bolivia; that the alleged acquiescence of Chile cannot be considered a legal basis of an obligation to negotiate Bolivia’s sovereign access to the sea; that estoppel cannot provide a legal basis for Chile’s obligation to negotiate Bolivia’s sovereign access to the sea; that there does not exist in general international law a principle that would give rise to an obligation on the basis of what could be considered a legitimate expectation and, consequently, Bolivia’s argument based on legitimate expectations cannot be sustained; that the provisions of the United Nations Charter and the Organization of American States (OAS) Charter invoked by Bolivia could not be the legal basis of an obligation to negotiate Bolivia’s sovereign access to the sea; that the Court cannot infer from the content of the OAS resolutions nor from Chile’s position with respect to their adoption that Chile has accepted an obligation to negotiate Bolivia’s sovereign access to the Pacific Ocean; that, given that its analysis shows that no obligation to negotiate Bolivia’s sovereign access to the Pacific Ocean has arisen for Chile from any of the invoked legal bases taken individually, a cumulative consideration of the various bases cannot add to the overall result.

Recordemos que la Constitución vigente señala en su Artículo 268 lo siguiente: I. El Estado boliviano declara su derecho irrenunciable e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al océano Pacífico y su espacio marítimo. II. La solución efectiva al diferendo marítimo a través de medios pacíficos y el ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio constituyen objetivos permanentes e irrenunciables del Estado boliviano.

Habiendo fallado la Corte, los bolivianos estamos ante un escenario complejo en el que nuestro país deberá negociar con Chile en condiciones que, dicho de la manera menos dolorosa posible, no serán las óptimas. Como explicaba el Ex-presidente Carlos Mesa en una entrevista en el programa “El Informante” de TVN de Chile también el año 2015: “Bolivia no puede renunciar a su demanda de salida soberana al mar, pero Bolivia sabrá que las condiciones de una negociación posterior a un fallo contrario son francamente adversas, porque Chile tendrá un argumento muy de fondo […]”.

A estas alturas cabe preguntarse qué podemos aprender los bolivianos de esta experiencia negativa después de presentar nuestra demanda ante la Corte Internacional de Justicia. La lección más elemental, en realidad una perogrullada en toda regla, es que frente al relativo exitismo vivido en Bolivia antes del fallo, debemos recordar siempre que si vas ante una Corte puedes obtener un fallo favorable o uno adverso.

La lección menos obvia, y que supongo ocupará a historiadores en el futuro, gira en torno a si, antes de tomar la decisión de ir ante la Corte, meditamos lo suficiente sobre nuestra relación con los abogados internacionalistas que nos asesoraron y sobre sus consejos a la hora de presentar la demanda ante la Corte Internacional de Justicia para obligar a Chile a negociar un acceso soberano al mar. Dado que no estoy en condiciones de analizar jurídicamente las razones planteadas por Bolivia ni por Chile, ni la forma en las que las valoró la Corte, deseo reflexionar desde una perspectiva más general sobre el tema de los conflictos de intereses en una relación de principal y agente, y en particular sobre el rol de la asimetría de la información aplicados al caso que nos ocupa.

La teoría de la agencia se enfoca en los intereses de los actores y en el conflicto que puede dificultar la cooperación entre ellos. Los actores son denominados el principal y el agente. El principal contrata al agente para realizar una tarea por cuenta del principal, delegándole una parte de su autoridad para realizarla. En muchos casos se da la situación de que hay asimetría de información entre ambos. Esto quiere decir, por ejemplo, que el agente tiene información que el principal no posee, o que el agente sabe más que el principal en lo que concierne a la profesión que desempeña y al ámbito en el que se desenvuelve, lo que puede derivar en situaciones descritas en la literatura como riesgo moral o selección adversa.

Antes de plantear algunas preguntas para todos los bolivianos, deseo referirme a un ejemplo sencillo que permite centrar las ideas. Imaginemos por un momento a un adulto (el principal) que, por una situación particular, tiene de pronto a su cargo a una menor de edad, que desgraciadamente tiene dificultades severas para caminar. El adulto desea genuinamente ayudar a la menor y, como no sabe mucho sobre el tema, decide consultar con un médico especializado en problemas de este tipo (el agente). El especialista, después de realizar varios exámenes, sugiere la realización de una intervención quirúrgica. El adulto no tiene el conocimiento ni la experiencia para revisar los exámenes y poder opinar si el especialista parece estar en lo cierto. Además, el adulto entiende que hay elementos que, en el caso de que se realice la intervención, hacen que el resultado final no dependa únicamente de la habilidad o del esfuerzo del especialista.

¿Qué debería preguntarse el adulto para poder tomar una decisión? Parece razonable plantearse al menos lo siguiente:

i) ¿La intervención sugerida es un procedimiento estándar o se trata de algo novedoso y poco conocido?

ii) ¿Qué se puede esperar en el caso de que la intervención sea exitosa, y qué se puede esperar en el caso de que no lo sea?

iii) ¿Cuál es la probabilidad de que la intervención sea exitosa (y por ende cuál es la probabilidad de que no lo sea)?

iv) ¿Cuáles son las alternativas a la intervención que se está considerando?

v) ¿El especialista podría tener objetivos que lo lleven a plantear la intervención que no estén necesariamente maximizando el bienestar de la paciente, por ejemplo, que el especialista vaya a recibir honorarios en el caso de realizar la intervención, de manera independiente del resultado; o que, si se trata de algo novedoso para la ciencia, el especialista reciba fama y honores en el caso de que la intervención sea exitosa, mientras que si la intervención es un fracaso, tenga poco que perder?

Parte de estas dudas se pueden tratar de disipar consultando con otros especialistas para conocer sus opiniones sobre el caso, lo que se conoce como la segunda (o tercera) opinión. Además, en muchos países también está prevista, antes de la intervención, la firma de un consentimiento informado, procedimiento mediante el cual se garantiza que el sujeto (o su tutor) ha expresado voluntariamente su intención de ser sometido a la intervención, después de haber comprendido la información que se le ha dado, entre otras cosas, acerca de los beneficios, las molestias, los posibles riesgos y las alternativas, sus derechos y responsabilidades.

Dejando de lado el ejemplo anterior que sirve de analogía para el tema de la demanda planteada ante la Corte, considero que está claro que en una demanda internacional el resultado final no depende únicamente de la habilidad o del esfuerzo del equipo de abogados internacionales, pero en el caso de la demanda que presentó Bolivia ante la Corte, parece sensato preguntarnos si se consultó una segunda (y una tercera opinión) antes de tomar la decisión de plantear la demanda, y también cómo  los responsables (es decir el principal) consideraron y valoraron todos los elementos relevantes, incluidos los potenciales conflictos de intereses, a la hora de decidir seguir el consejo del equipo de abogados internacionales (el agente) de plantear la demanda ante la Corte Internacional de Justicia para obligar a Chile a negociar un acceso soberano al mar:

i) ¿se trataba de un procedimiento estándar o se trataba de algo novedoso y poco conocido?

ii) ¿qué esperaban en el caso de que la demanda fuese exitosa y qué esperaban en el caso de que no lo fuese?

iii) ¿cuál era su estimación de la probabilidad de que la demanda fuese exitosa (y por ende de la probabilidad de que no lo fuese)?

iv) ¿cuáles eran las alternativas a la demanda que fueron consideradas?

v) ¿el equipo de abogados internacionales podría tener objetivos que lo lleve a sugerir plantear la demanda que no estén necesariamente maximizando los intereses del país, por ejemplo que vaya a recibir honorarios en el caso de realizar la demanda de manera independiente del resultado; o que, si se trataba de algo novedoso para las ciencias jurídicas, espere recibir fama y honores académicos en el caso de que la demanda sea exitosa, mientras que tenga relativamente poco que perder en el caso de que la demanda fuera un fracaso?

Debo aclarar que no estoy sugiriendo aquí ni que los médicos, en general, actúen sistemáticamente recomendando intervenciones no necesarias, ni que los abogados, en general, sugieran ir ante una Corte cuando no sea prudente hacerlo, sino únicamente estoy llamando la atención sobre la necesidad de considerar explícitamente los potenciales conflictos de intereses a la hora de tomar decisiones de este tipo.

En concreto, la relación abogado-cliente y la asimetría de información entre ambos han sido ampliamente estudiadas y se encuentran documentadas, no solamente en textos de economistas, sino también entre los estudiosos de las ciencias jurídicas. Para muestra una cita de Guzmán Halberstadt (2016):

“De esa forma el abogado se constituye en un agente clave para influir en la decisión de ir a proceso y el cliente preferentemente se dejará guiar por el consejo del profesional. Claramente se plantea aquí un escenario de agente-principal en el que uno de los actores – el “principal” que es en este caso, el litigante – depende de la acción del otro actor – el “agente” que no es otro que el abogado- a cuyas proposiciones se subordina. Y aquí se pone en evidencia una clara asimetría informativa: el abogado conoce el sistema legal y las distintas aristas y contingencias que en dicho ámbito puede tener el caso, información con la que no cuenta el cliente. La asimetría agudizada en este contexto de relación de agencia, puede dar lugar a que la decisión de litigar no esté alineada al interés del cliente sino al del abogado si se comporta en forma oportunista y empuja a su eventual patrocinado a litigar aun cuando íntimamente conoce que dicho emprendimiento es inconducente, en buena cuenta, el denominado ‘Moral Hazard’ o riesgo moral donde el abogado asume mayores riesgos (entiéndase como tal el hecho de impulsar una ‘causa perdida’ que le será igualmente remunerada) cuando los costos de dichos riesgos, vale decir, el resultado negativo (previsible para el abogado y no para el cliente) lo asume su patrocinado.”

 

Referencias

Documentos disponibles sobre el caso «Obligation to Negotiate Access to the Pacific Ocean (Bolivia v. Chile)» en el sitio web de la Corte de Justicia Internacional, acceso en octubre de 2018: https://www.icj-cij.org/en/case/153

Guzmán Halberstadt, C. (2016). Abogados y clientes: asimetría informativa y litigiosidad. Sapere, 1(12), 15. Acceso en octubre de 2018: http://www.derecho.usmp.edu.pe/sapere/ediciones/edicion_12/articulos/abogados_y_clientes.pdf

*Investigador Senior de INESAD, bbranisa@inesad.edu.bo. Las opiniones expresadas en los artículos del Blog Desarrollo Sobre la Mesa pertenecen a los autores y no necesariamente reflejan la posición oficial de la Fundación INESAD.

No podemos ignorar la transición epidemiológica en Bolivia

bbranisapeque
Por: Boris Branisa, Ph.D.

En un post anterior sobre la transición demográfica en la que está inmersa Bolivia, planteábamos la necesidad de considerar en nuestra sociedad más el largo plazo a la hora de entender la realidad nacional y reflexionar sobre las mejores decisiones de cara al futuro. Esta reflexión partía del hecho que el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia lamentaba públicamente que por falta de orientación no se haya invertido lo suficiente en su momento en la construcción de hospitales en general y en especial en la construcción de hospitales para atender a enfermos con cáncer (link 1 – El Deber , link 2 – Página Siete, link 3 – El Diario). En esta línea, deseo referirme en este post a otra de las transiciones fundamentales que estamos viviendo y que no recibe aún la atención necesaria en el país: la transición epidemiológica.

Desde hace algún tiempo, los patrones de mortalidad y morbilidad de los seres humanos han ido cambiando en el mundo. Estos cambios se conocen como transición epidemiológica (Omran 1971, 1982). La teoría de la transición epidemiológica formulada por Omran (1971) se centra en el cambio complejo en los patrones de salud y enfermedad, la interacción entre estos patrones y sus determinantes y consecuencias. Algunas de las principales características de la transición incluyen un descenso en la mortalidad, un aumento en la esperanza de vida, así como un cambio en las principales causas de mortalidad y morbilidad de enfermedades infecciosas y parasitarias a enfermedades no transmisibles, crónicas y degenerativas. Por supuesto, como lo discuten varios autores, como Caldwell (1993), la transición epidemiológica está relacionada con la transición demográfica y la transición nutricional, siendo parte de una transición más amplia denominada transición de la salud.

Benziger et al (2016) señalan, por ejemplo, que las enfermedades no transmisibles representan en la actualidad más de la mitad de la carga mundial de morbilidad; que las enfermedades cardiovasculares representan aproximadamente la mitad de las muertes por enfermedades no transmisibles; y que la mayoría de las muertes por enfermedades cardiovasculares ocurren en países de ingresos bajos y medios.

La figura 1 permite hacernos una idea de algunos de los cambios relevantes para Bolivia, considerando el pasado reciente y concretamente el periodo 2005 a 2016, detallando las 10 principales causas de muerte en el país. Es interesante notar que en 2005, de las 10 principales causas de muerte en el país, 3 eran clasificadas como “enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición”; 6 como “enfermedades no transmisibles”; y una como “lesiones”. Once años después, en 2016, de las 10 principales causas de muerte en el país, 2 son clasificadas como “enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición”; 7 como “enfermedades no transmisibles”, y una como “lesiones”.

Vale la pena destacar algunos cambios en Bolivia entre 2005 y 2016. Por un lado hay algunas causas que ya no son tan significativas como antes. Por ejemplo las complicaciones de parto prematuro, que ocupaban el puesto 4 en 2005, están el puesto 10 en 2016; y las enfermedades diarreicas, que ocupaban el puesto 10 en 2005, aparecen en el puesto 21 en 2016. Por otro lado, hay causas que ahora figuran entre las 10 principales y que antes no aparecían en dicha lista.  Por ejemplo la diabetes, que ocupaba el puesto 11 en 2005, está en el puesto 5 en 2016; y la enfermedad de Alzheimer, que ocupaba el puesto 13 en 2005 y figura en el puesto 8 en 2016.

Figura 1: Bolivia. 10 principales causas de muerte en 2016 y porcentaje de cambio entre 2005 y 2016, todas las edades, número

1

  2

Fuente: Extraído de www.healthdata.org/bolivia.

Si además de las muertes consideramos las discapacidades, es interesante preguntarse cuál ha sido el cambio en Bolivia en cuanto a las 10 principales causas de Años de Vida Saludable perdidos (AVISA). Constatamos en la figura 2 un patrón similar al de las causas de muerte: 7 de las 10 principales causas son las “enfermedades no transmisibles”, mientras que 2 son “enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición”; y una es “lesiones”. Es además llamativo que si observamos los cambios entre 2005 y 2016, para 6 de las “enfermedades no transmisibles” se constata un aumento, mientras que para las 2 “enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición” se registra un descenso.

Figura 2: Bolivia. 10 principales causas de Años de Vida Saludable perdidos (AVISA) en 2016 y porcentaje de cambio entre 2005 y 2016, todas las edades, número

3

Fuente: Extraído de www.healthdata.org/bolivia.
La figura 2 nos recuerda, sin embargo, que todavía en 2016 las dos principales causas de Años de Vida Saludable perdidos (AVISA) son justamente las dos “enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición” que aparecen en la lista: Infecciones respiratorias bajas y complicaciones de parto prematuro. Esto implica que el país tiene que encarar como un doble desafío el aumento de las enfermedades no transmisibles y sus consecuencias, sin descuidar las enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición, que siguen siendo muy importantes, tal como se discute en Branisa et al. (2014) y en el capítulo sobre salud  (Andersen et al., 2016) del libro El ABC del Desarrollo en Bolivia de la Fundación INESAD.

Este doble desafío tiene que estar presente a la hora de asignar recursos, tanto públicos como privados, al tema de la salud en el país, no solamente en el corto y mediano plazo, sino anticipando los cambios que nos esperan en el largo plazo.  Para esto es fundamental estudiar detalladamente las características propias de Bolivia, y no basarnos únicamente en teorías y observaciones existentes para otros contextos.

Referencias

Andersen, L.E., Branisa, B. , Cardona, M. (2016). «S – Salud,» en: Andersen, L.E., Branisa, B. y Canelas, S. (eds.), 2016. «El ABC del desarrollo en Bolivia,» INESAD ebooks, Institute for Advanced Development Studies.

Benziger, C. P., Roth, G. A., y Moran, A. E. (2016). The global burden of disease study and the preventable burden of NCD. Global heart, 11(4), 393-397.

Branisa, B., Cardona, C., Johannsen, J., y Buscarons, L. (2014) Análisis descriptivo del estado de salud de la población boliviana y del sistema de salud en Bolivia. Manuscrito no publicado.

Caldwell, J. C. (1993). Health transition: the cultural, social and behavioural determinants of health in the Third World. Social Science & Medicine, 36(2), 125-135.

Omran, A. R. (1971). The Epidemiological Transition: A Theory of the Epidemiology of Population Change. Millbank Memorial Fund Quarterly, 49, 509-538.

Omran, A. R. (1998). The epidemiologic transition theory revisited thirty years later. World health statistics quarterly, 51(2-4), 99-119.

 

*Investigador Senior de INESAD, bbranisa@inesad.edu.bo. Las opiniones expresadas en los artículos del Blog Desarrollo Sobre la Mesa pertenecen a los autores y no necesariamente reflejan la posición oficial de la Fundación INESAD.

No podemos ignorar la transición demográfica en Bolivia

bbranisapeque
Por: Boris Branisa, Ph.D.

Cuando se piensa en el largo plazo, en especial desde una perspectiva histórica, se suele poner énfasis en eventos como guerras y revoluciones, que pueden modificar en poco tiempo las estructuras de poder o alterar la forma de organización de una sociedad. Pensando en el corto plazo, por otra parte, se tiende a prestar la mayor parte del tiempo, en la prensa en particular y en la sociedad en general, mucha atención a temas de actualidad económica o social.

Hace algunos días, el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia lamentaba públicamente que por falta de orientación no se haya invertido lo suficiente en su momento en la construcción de hospitales en general y en especial en la construcción de hospitales para atender a enfermos con cáncer (link 1 – El Deber , link 2 – Página Siete, link 3 – El Diario). Creo que esta afirmación nos debe llevar a hacer un alto y meditar, porque no es solamente el Presidente, sino la gran mayoría de los bolivianos, que estamos prestando poca atención a tendencias sumamente relevantes a la hora de entender la realidad nacional, reflexionar sobre el futuro y tomar decisiones fundamentadas, considerando no sólo el corto, sino también el largo plazo. Como afirma Davies (2016), en el muy largo plazo, aparte de la tecnología, la demografía es prácticamente lo único que importa. En esta línea, deseo referirme en este post a una de las transiciones fundamentales en las cuales está inmersa Bolivia y que no recibe aún la atención necesaria en el país: la transición demográfica.

La transición demográfica es, según Kirk (1996: 361), «una de las generalizaciones mejor documentadas en las ciencias sociales», y se refiere a la modificación de las tasas de mortalidad y de fecundidad en una sociedad, partiendo desde un estado en que ambas son altas y terminando en un nuevo estado donde ambas son bajas. Rowland (2003) explica que la transición demográfica no es tanto una teoría como un conjunto de generalizaciones de tendencias observadas.  La transición demográfica clásica supone que la disminución de la mortalidad ocurre primero, y sólo es seguida por una reducción en la fecundidad después de un tiempo (Population Reference Bureau staff, 2004).[i] Dos consecuencias principales de la transición demográfica clásica son: (i) la existencia de un intervalo en el que la tasa de crecimiento de la población primero aumenta como consecuencia del descenso de la mortalidad y después disminuye debido al descenso posterior de la fecundidad, y (ii) el envejecimiento de la población acompañado de cambios en la distribución por edades de la población (Lee, 2003).

Las consecuencias descritas ya están siendo experimentadas por la población boliviana, como se expone en las tres figuras a continuación, construidas utilizando datos desde 1950 y proyecciones para Bolivia hasta el año 2100 de Naciones Unidas. La figura 1 muestra cómo la tasa media anual de cambio poblacional primero aumentó entre los periodos 1950-1955 y 1975-1980, para posteriormente ir disminuyendo. Se espera que esta tendencia continúe hasta el periodo 2095-2100.

Figura 1: Bolivia. Tasa media anual de cambio poblacional (porcentaje)

G1

Fuente: Elaboración propia con datos de United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division (2017). World Population Prospects: The 2017 Revision, custom data acquired via website.

La figura 2 confirma el paulatino envejecimiento de la población boliviana. Si bien entre 1950 y 2000 la edad mediana de la población se mantuvo relativamente cerca a los 20 años, desde entonces se observa un incremento importante y sostenido. Se espera que en el año 2025 la edad mediana llegue a 27 años, en 2050 a 34 años, en el año 2075 a 40 años y en 2100 a 45 años.

Figura 2: Bolivia. Edad mediana de la población (años)

G2

Fuente: Elaboración propia con datos de United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division (2017). World Population Prospects: The 2017 Revision, custom data acquired via website.

Finalmente, la figura 3 muestra los cambios significativos en la distribución por edades de la población boliviana. Por un lado, destaca la disminución del grupo de edad entre 0 y 14 años, que pasa de representar el 38% de la población total en 2000 al 22% en el año 2050 y a solamente 16% en 2100. Por otro lado, el grupo de edad de los mayores de 64 años pasa de ser aproximadamente el 5% de la población total en 2000 al 12% en 2050 y al 26% en el año 2100.

Figura 3: Bolivia. Porcentaje de la población total por grupo de edad

G3

Fuente: Elaboración propia con datos de United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division (2017). World Population Prospects: The 2017 Revision, custom data acquired via website.
En el capítulo sobre demografía (Branisa et al., 2016) del libro El ABC del Desarrollo en Bolivia de la Fundación INESAD exploramos las potenciales ventajas para Bolivia en la etapa de transición demográfica conocida como bono demográfico, que es un tiempo de cambios poblacionales muy favorables para el desarrollo y el crecimiento económico, si se dan las condiciones necesarias. En este post queremos más bien alertar sobre la necesidad de considerar los cambios demográficos en los que estamos inmersos (y por ejemplo su posible impacto sobre el ahorro nacional) a la hora de tomar decisiones en lo que se refiere a la inversión en los siguientes años en infraestructura, educación y salud, entre otros, y también en lo que concierne a su financiamiento. Estamos transitando de manera lenta pero segura hacia una Bolivia con una población que, en promedio, será cada vez mayor y en la cual los bolivianos mayores de 64 años serán un grupo cada vez más importante, con todo lo que esto implica para la atención de la salud y el cuidado, además del financiamiento de las jubilaciones.

En un siguiente post abordaremos otra transición (relacionada con la transición demográfica) que es también muy relevante para Bolivia: la transición epidemiológica.

Referencias

Branisa, B., Jemio, L.C., Kornacka, M., Cardona, M. (2016). «D – Demografía,» en: Andersen, L.E., Branisa, B. y Canelas, S. (eds.), 2016. «El ABC del desarrollo en Bolivia,» INESAD ebooks, Institute for Advanced Development Studies.

Davies, G. (2016). It’s the demography, stupid! URL: https://www.ft.com/content/b1a6b24a-df3d-3a55-b37f-817d0b77e3a8      

Jones, G. y Douglas, R. (1997). Introduction, en: Jones, G., Douglas, R., Caldwell, J. y D’Souza, R. (eds). The Continuing Demographic Transition. Clarendon Press, Oxford.

Kirk, D. (1996). “Demographic Transition Theory”. Population Studies, 50, 361-387.

Lee, R. (2003). “The Demographic Transition: Three Centuries of Fundamental Change”. Journal of Economic Perspectives, 17 (4), 167-190.

Population Reference Bureau staff (2004). “Transitions in World Population”. Population Bulletin, 59 (1), 3-39.

Rowland, D. (2003). Demographic Methods and Concepts. Oxford University Press, Oxford.

[i] Sin embargo, es bien sabido por el análisis histórico que existe una amplia gama de situaciones que prevalecen en los países que atraviesan la transición demográfica y hay unos pocos casos donde la mortalidad no disminuyó primero (Jones y Douglas, 1997).

 

*Investigador Senior de INESAD, bbranisa@inesad.edu.bo. Las opiniones expresadas en los artículos del Blog Desarrollo Sobre la Mesa pertenecen a los autores y no necesariamente reflejan la posición oficial de la Fundación INESAD.

Algunas cifras actuales sobre la violencia contra las mujeres en Bolivia

bbranisapequePor Boris Branisa, Ph.D.*

Hace algunos días, Lykke E. Andersen escribió un post en el Blog Desarrollo sobre la mesa en el cual llamaba la atención sobre la violencia (y más concretamente sobre abusos sexuales) contra niñas y mujeres en Bolivia, resaltando algunos casos escalofriantes que había reportado la prensa recientemente. Pueden acceder al texto de dicho post en este link.

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Dime qué porcentaje de tu tiempo total de trabajo es remunerado y te diré de qué sexo eres

bbranisa

Por Boris Branisa, Ph.D.

Hoy 11 de octubre de 2016 celebramos nuevamente el día de la mujer boliviana, recordando el nacimiento de la escritora Adela Zamudio en 1854. Zamudio es reconocida como la iniciadora del pensamiento feminista en Bolivia (Lema, Choque y Jiménez, 2006).

Es importante ubicarnos actualmente en el contexto internacional referido a la agenda internacional de desarrollo y definir algunos desafíos a futuro. En el año 2015 se registró un momento histórico: los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (ODS) y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible como un conjunto de objetivos que pretenden nada menos que transformar el mundo. La Cumbre adoptó los 17 objetivos de desarrollo sostenible y las 169 metas para proseguir y perfeccionar la labor que se inició a nivel mundial con los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Cabe aquí destacar que tanto la igualdad de género como el empoderamiento de mujeres y niñas son elementos centrales y transversales en la Agenda 2030. Además, el Objetivo 5 de los ODS pone un énfasis particular al señalar que se debe “lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas”.

Existe una deliberación intensa a nivel internacional sobre los datos e indicadores requeridos para efectuar el seguimiento a los ODS y a las metas hasta el 2030, desde la perspectiva de género. Una reflexión particularmente interesante para Bolivia es la realizada por ONU Mujeres y publicada con el título “Monitoreo de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas en la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030: oportunidades y retos para América Latina y el Caribe” (ONU Mujeres, 2015). La publicación resalta dos temas sustantivos que tradicionalmente no han sido contemplados en la producción regular de estadísticas y que requieren atención: 1) el empoderamiento económico de las mujeres, a partir de su conexión con el uso del tiempo y el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado y 2) la violencia contras las mujeres y las niñas.

En este breve texto deseamos concentrarnos en el primer punto. Una revisión de la información disponible nos permite constatar lo siguiente. Primero, actualmente no existen datos disponibles representativos y actuales para Bolivia sobre el uso detallado del tiempo para hombres y mujeres (Aguirre y Ferrari, 2014). Segundo, sí existen datos recientes al menos sobre el tiempo promedio destinado al trabajo remunerado y no remunerado de la población de 15 años de edad y más, por sexo, para 10 países de América Latina, como se observa en el siguiente gráfico, obtenido del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la CEPAL (CEPAL, 2016).

Figura 1: Tiempo total de trabajo en América Latina (10 países): Tiempo promedio destinado al trabajo remunerado y no remunerado de la población de 15 años de edad y más, por sexo, según país, último período disponible (Promedio de horas semanales)

tiempo_total_de_trabajo

Fuente: CEPAL. Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe. http://oig.cepal.org. Sobre la base de encuestas de hogares de los países. Banco de Datos de Encuestas de Hogares (BADEHOG).
Nota:  Tiempo de trabajo total es la suma del tiempo de trabajo remunerado y el tiempo de trabajo no remunerado. El trabajo remunerado se refiere al trabajo que se realiza para la producción de bienes o prestación de servicios para el mercado y se calcula como la suma del tiempo dedicado al empleo, a la búsqueda de empleo y al traslado al trabajo. El trabajo no remunerado se refiere al trabajo que se realiza sin pago alguno y se desarrolla mayoritariamente en la esfera privada. Se mide cuantificando el tiempo que una persona dedica a trabajo para autoconsumo de bienes, labores domésticas y de cuidados no remuneradas para el propio hogar o para apoyo a otros hogares.

 

Más que una comparación entre países, aquí es relevante la comparación al interior de cada país del tiempo promedio destinado al trabajo remunerado y no remunerado por mujeres y hombres. ¿Qué conclusión principal podemos sacar del gráfico? Supongo que no es una sorpresa para la mayoría: En todos los países para los que hay datos son las mujeres quienes en promedio dedican la mayor parte de su tiempo al trabajo no remunerado. Esto tiene relación, entre otras cosas, con el empoderamiento económico de las mujeres y con su inserción en el mercado laboral.

Si aceptamos que la situación en Bolivia probablemente sigue la tendencia de la región, éste es un gran desafío y un tema fundamental que deberíamos analizar detenidamente para tratar de entender sus causas y efectos, no solamente para las mujeres, sino para la sociedad y para la economía en su conjunto. Por supuesto, el primer paso es poder contar con datos representativos y actuales sobre el uso del tiempo de las mujeres y hombres en Bolivia, y más concretamente sobre:

  • El promedio de horas dedicadas a tareas domésticas no remuneradas, por sexo, separando el trabajo doméstico del cuidado de los hijos.
  • El promedio de horas dedicadas a tareas remuneradas y no remuneradas combinadas (volumen de trabajo total), por sexo.

¡Feliz día a todas las mujeres bolivianas!

Referencias

Aguirre, R., y Ferrari, F. (2014). Las encuestas sobre uso del tiempo y trabajo no remunerado en América Latina y el Caribe: caminos recorridos y desafíos hacia el futuro. CEPAL.

Lema, A.M.; Choque, M.E. y Jiménez, M. (2006). La participación de las mujeres en la historia de Bolivia. La Paz: Coordinadora de la Mujer.

ONU Mujeres (2015). Monitoreo de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas en la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030: oportunidades y retos para América Latina y el Caribe.

CEPAL (2016). Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe. http://oig.cepal.org [Acceso en octubre de 2016]

* Boris Branisa, Ph.D. en economía, es Investigador Senior de la Fundación INESAD. Email: borisbranisa@gmail.com
Las opiniones expresadas en los artículos del Blog Desarrollo Sobre La Mesa pertenecen a los autores y no necesariamente reflejan la posición oficial de la Fundación INESAD.

Zika: preguntas, respuestas y reflexiones para Bolivia

Por Boris Branisa Ph.D* y Natalia Zegarra, M.Sc**

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Desde hace algún tiempo, el Zika está muy presente en las noticias en Bolivia. Esta publicación tiene como objetivo agrupar de manera sucinta y sistemática algunas interrogantes sobre esta enfermedad, y las respuestas existentes sobre la base de fuentes especializadas, principalmente de los sitios web de:

Además presentamos reflexiones sobre algunos desafíos que enfrenta Bolivia con respecto al Zika. Leer Más »

La Haya y la inevitable negociación de Bolivia con Chile

Por Boris Branisa, Ph.D. *

A fines del siglo XIX Bolivia perdió su costa a favor de Chile en la llamada Guerra del Pacífico, en la que también intervino el Perú como aliado de Bolivia. Desde entonces, Bolivia no ha dejado de reclamar una salida soberana al Océano Pacífico. Un hecho relevante tuvo lugar en el año 2013, cuando Bolivia inició formalmente la presentación de una demanda ante la Corte Internacional de Justicia con sede en la ciudad de La Haya para obligar a Chile a negociar un acceso soberano al mar. Chile presentó en 2014 una objeción preliminar para que la Corte se declare incompetente para acoger la demanda boliviana. Este caso y sus posibles implicaciones para el derecho internacional han recibido gran atención en el mundo. Como ejemplo, la revista The Economist trata el tema en su edición para las Américas del 9 de mayo de 2015 en el artículo «Bolivia’s access to the sea. Beaches of the future? A South American border dispute has implications for international law«. Leer Más »

La tasa de crecimiento económico y el doble aguinaldo

Por Boris Branisa, Ph.D. *

El Gobierno boliviano, mediante el Decreto Supremo 1802 de noviembre de 2013, instituyó el segundo aguinaldo denominado “Esfuerzo por Bolivia” para las servidoras y los servidores públicos, trabajadoras y trabajadores del sector público y privado del Estado Plurinacional de Bolivia, que es otorgado en cada gestión fiscal si el crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) supera el 4.5%.

¿Cuál es exactamente la tasa relevante para este beneficio? El Decreto establece que se considera la tasa de crecimiento observada del PIB de un periodo de doce meses anteriores a septiembre de cada gestión fiscal; información que deberá ser comunicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el mes de octubre de cada gestión al Ministerio de Economía y Finanzas Públicas y al Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social. Desconozco cómo hace el INE exactamente para realizar el cálculo antes de informar en octubre a los ministerios y supongo que se basa, al menos parcialmente, en estimaciones. Sería útil que tanto la forma exacta de cálculo como la tasa calculada en octubre de cada año estén disponibles en la página web del INE.

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Moaz al Kasasbeh, Roberto Ángel Antezana, la hoguera y el derecho a la vida

Por Boris Branisa, Ph.D. *

La muerte en la hoguera (llamada a veces simplemente hoguera) se refiere a causar deliberadamente la muerte de una persona a través de los efectos de la combustión y tiene una larga historia como forma de ejecución. Este cruel castigo se aplicaba usualmente a delitos como la traición, la brujería y algunas prácticas proscritas. La hoguera era utilizada en sociedades tan diversas como Babilonia (la hoguera está prevista para ciertos crímenes en el famoso Código de Hammurabi, el primer conjunto de leyes conocido[1]), el antiguo Egipto[2], así como las antiguas Grecia y Roma[3]. Más cerca de nuestras raíces, la hoguera también fue utilizada en el Imperio Inca, para castigar ciertas prácticas prohibidas[4], y por la Inquisición Española, principalmente en la persecución de herejes[5]. Leer Más »