Carlos Gustavo Machicado

Javier Milei, el economista

Por: Carlos Gustavo Machicado Ph.D.*

En el año 2021, se lanzó el libro «ADVANCED MACROECONOMICS An Easy Guide» de los economistas Felipe Campante, Federico Sturzenegger y Andrés Velasco. Estos destacados académicos, reconocidos en el ámbito económico mundial, plasmaron en este libro una serie de modelos de macroeconomía avanzada, desarrollados a partir de su experiencia como profesores en la Harvard Kennedy School.

Tuve la oportunidad de participar virtualmente en la presentación de este libro, donde María Antonieta Alva, exministra de Economía y Finanzas del Perú y graduada de la Harvard Kennedy School, compartió su experiencia. Alva destacó cómo la formación rigurosa en macroeconomía, basada en los modelos presentados en el libro, fue crucial para tomar decisiones acertadas durante su gestión ministerial. De hecho, decía ella, el tener estos modelos en su mente, le permitió tomar decisiones adecuadas, pero además convencer a los políticos acerca de las políticas económicas.

Lo interesante es que esta obra también tiene conexiones con la actualidad política, específicamente en Argentina y la figura de Javier Milei. Aunque inicialmente muchos economistas, y me incluyo, dudaban de su capacidad como presidente por mostrarse un tanto extremista en cuanto a sus propuestas, el sorprendente respaldo y presencia de Federico Sturzenegger durante la presentación del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) generó un giro en la percepción.

Sturzenegger, uno de los autores del libro, se ha unido a Milei en el diseño e implementación de medidas económicas. Este hecho es significativo, ya que demuestra la habilidad de Milei para rodearse de expertos, independientemente de que compartan las ideas libertarias que podrían calificarse como un tanto extremas en relación al diseño de las políticas económicas. Este respaldo también despejó dudas sobre la falta de un equipo de macroeconomistas sólidos en la propuesta de Milei y resalto la palabra equipo.

Se rumorea en los ambientes académicos que Sturzenegger ha estado trabajando en estas políticas de ajuste desde hace al menos cuatro años y quizás más. Su libro de 2013, «YO NO ME QUIERO IR Claves y razones para apostar por la Argentina», ya delineaba cómo potenciar el país aprovechando las oportunidades globales, priorizando el bienestar de la sociedad sobre intereses particulares y colocando al Estado al servicio de la comunidad.

La presencia de Sturzenegger en el proyecto de Milei no solo refuerza la propuesta económica sino que también destaca la importancia de la academia en la toma de decisiones políticas. Milei ha logrado involucrar a economistas argentinos de primer nivel, distribuidos en diferentes universidades del mundo, en el debate y la formulación de políticas macroeconómicas de la Argentina, subrayando la relevancia de respaldar decisiones con fundamentos teóricos sólidos.

Aunque siempre existen variables políticas que pueden influir en el éxito de un líder, Milei demuestra estar tomando medidas económicas coherentes respaldadas por expertos. Este enfoque destaca la importancia de impartir y aplicar la enseñanza de la economía en las universidades, como señalaba Maria Antonieta Alva, para garantizar que los responsables de la política tomen decisiones informadas y efectivas.

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*Investigador Asociado de INESAD, cmachicado@inesad.edu.bo 

Director del Departamento de Economía de la Universidad Católica Boliviana.

 

Los puntos de vista expresados en el blog son de responsabilidad de los autores y no necesariamente reflejan la posición de sus instituciones o de INESAD. 

¡Qué viva la fiesta! Después curamos el chaqui

Por: Carlos Gustavo Machicado Ph.D.*

Un resultado frecuente en casi todos los modelos macroeconómicos intertemporales, y fundamentalmente en la teoría del consumo sin incertidumbre, es la “suavización” del mismo a lo largo de la vida. Esto significa que los individuos tratan de mantener una trayectoria de consumo relativamente constante, escogiendo un nivel de consumo que sea consistente con los recursos que tienen en cada periodo y ahorrando o desahorrando (endeudándose) de tal manera de contrarrestar la volatilidad del ingreso. Leer Más »

Las olas del Covid-19 y la necesidad de nuevas estadísticas

Por: Carlos Gustavo Machicado Ph.D.*

El día 6 de febrero del presente año, se han cumplido exactamente 100 semanas (700 días) de la presencia de la pandemia del Covid-19 en Bolivia. Durante este tiempo se han tenido 4 olas de contagio, de las cuales no se tiene un registro exacto de cuando comenzaron y cuando acabaron. En todo caso, si se tratan de olas de contagio, la forma correcta de medirlas debería consistir en medir el período en que efectivamente se produce contagio, es decir el período en el que la tasa de reproducción del virus (R0) es mayor a 1; que es cuando un individuo puede contagiar a más de una persona. Utilizando dicho criterio, las olas en Bolivia habrían cubierto los períodos indicados en la siguiente Tabla.

Tabla 1: Olas de contagio del Covid-19 en Bolivia

Fuente: Elaboración propia en base a datos de Our World in Data y Boligráfica.

La Tabla 1 muestra varios datos interesantes entre los que se ve un aumento constante en los casos acumulados según fueron avanzando las olas, lo que no es sorprendente, pues a medida que paso el tiempo se fue recuperando la movilidad (ver Gráfico 1) y además se fueron haciendo cada vez más tests. Es interesante ver que la cuarta ola fue la segunda más larga después de la primera, pero cabe no olvidar que en la primera su duración se explica principalmente por la cuarentena rígida que se aplicó. De alguna manera, hay también una coincidencia entre la 2da. y 4ta. ola; ambas tienen un momento alto de contagio a fines de diciembre e inicios de enero y terminan a fines de enero. Si se clasifica la severidad de cada ola según el número de decesos promedio (en niveles), ciertamente la tercera ola, de lejos, fue la más severa que se tuvo en Bolivia con 41 fallecidos por día. En términos relativos (decesos en proporción a casos por día), la primera ola fue la más severa y la cuarta, de lejos, la menos severa. De la tabla también se puede inferir que 277 días no hubo contagio, lo que representa el 40% del tiempo de la pandemia en que se vivió una relativa “normalidad”.

Pero aplicando el estricto rigor estadístico, no debería ser posible hacer un análisis comparativo entre olas, especialmente con respecto a la primera, porque, como bien se sabe, ésta se caracterizó por la vigencia de una cuarentena rígida que duró desde el 17 de marzo hasta el 10 de mayo de 2020; luego se aplicó una cuarentena denominada “flexible” hasta el 31 de agosto y después vino el período de post-confinamiento ¹. Estas medidas afectaron la movilidad de las personas como se ve en el Gráfico 1; pero, se ve también que incluso cuando no hubieron medidas restrictivas a la movilidad, está no llego a recuperar los niveles del 2019 sino hasta más o menos el inicio de la cuarta ola, y esta recuperación además ha sido paulatina. Por lo tanto, en términos de movilidad, ninguna ola debería ser comparable, es más, existe cierta endogeneidad, en el sentido que no se sabe si los cambios en movilidad influyeron en los contagios o si fueron los contagios lo que determinaron los patrones de movilidad. Si a esto se le añade que en cada ola circuló una variable del virus diferente, entonces definitivamente las olas no son comparables entre sí.

Gráfico 1. Tiempo destinado en… (media móvil -7 días)

Fuente: Global Mobility Report de Google.

Una vez acabada la cuarta ola y con resultados bastante esperanzadores en relación a los decesos, a pesar del gran número de contagios, parecería que realmente en esta cuarta ola se ha acercado mucho más a la inmunidad de rebaño, lo que hace necesario contar con estadísticas diferentes de aquí en adelante. Una de ella es conocer cuál ha sido el nivel de contagios o re-contagio entre personas vacunadas y personas que pasaron ya por la enfermedad. Esto es importante porque en la medida que la inmunidad natural brinde una mayor protección que las vacunas, probablemente no sea necesario aplicar vacunas constantemente, considerando que las futuras olas de contagios sean tan o incluso más benévolas que la cuarta ola y, por tanto, los futuros contagios sean similares a un simple resfrío. Esperemos y confiemos que realmente sea así. Al final la naturaleza siempre es más sabia.

Referencias:

¹ Según Barja, G. (2021) “Graphing and Measuring COVID’s First Wave Impact on the Bolivian Economy”, Documento de Trabajo IISEC-UCB No 212104.

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*Investigador Senior de INESAD, cmachicado@inesad.edu.bo

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Teletrabajo y desempleo

Por: Carlos Gustavo Machicado, Ph.D.*

La pandemia del Covid-19, que en nuestro país se ha empezado a sentir desde la segunda semana de marzo, ha traído consigo una serie de cambios en la economía que se han ido aplicando durante la cuarentena y se mantendrán después de que se levante la misma (total o parcialmente). Uno de ellos es el referido al teletrabajo que incluso tendrá una normativa que lo regule. ¿Cuánto de teletrabajo se podrá realizar y cuáles podrían ser sus costos tanto para los trabajadores como para las empresas?

Empleando datos reportados por Dingel y Neiman (2020)¹, se puede ver en la figura 1 que existe una correlación positiva entre el PIB per cápita (ajustado por PPP) y el porcentaje de trabajo que se puede realizar desde casa (teletrabajo). Eso significa que países como Bolivia, que cuentan con un PIB per cápita bajo, tienen también un bajo porcentaje de trabajo que puede ser realizado desde casa. De hecho, el teletrabajo representaría solamente un 15% del total de trabajo (formal) en Bolivia.

Figura 1: Teletrabajo y PIB per cápita

Fuente: Dingel y Neiman (2020) en base a datos de la OIT.

Dado que es el trabajo calificado el que, principalmente, se puede realizar desde casa, la figura corrobora también el hecho de que existe una mayor concentración de trabajo no calificado que de calificado en el mercado laboral boliviano. De hecho, antes de la pandemia, había más demanda de trabajo no calificado que de calificado. La tasa de desempleo abierta para la fuerza laboral calificada en 2018 era de 5,92%; mientras que para la no calificada era de 1,78%. Lo mismo sucedía para la tasa de desempleo ampliada: 6,37% (calificado) y 2,02% (no calificado)².

Es muy probable que la aplicación del teletrabajo traiga consigo un aumento del desempleo en la franja de trabajo no calificado, todo depende de lo que la normativa permita, lo que al final podría acabar también afectando a las empresas. Véase el siguiente ejemplo para ilustrar esto:

Supóngase que existe una empresa que tiene dos trabajadores, uno calificado y otro no calificado. En un período normal, tiene ventas que ascienden a un valor de 15, de las cuales 10 corresponden al trabajo calificado y 5 al no calificado. La empresa paga salarios por un valor de 5 al trabajo calificado y 2 al no calificado. Claramente la empresa tendría un beneficio de 8 en un período normal (ambos trabajan). Pero suponga que existe un periodo de cuarentena, donde la empresa aplica el teletrabajo y solamente opera con el trabajador calificado³. Sus ventas obviamente son menores y solamente gana 9 que corresponden enteramente al trabajo calificado. Como todavía paga salarios al trabajo no calificado (no lo puede despedir por ley), su beneficio asciende a 2 en el periodo de cuarentena.

Si las ventas en un período de cuarentena han caído y todas ellas han sido generadas con el trabajo calificado parecería que lo lógico es despedir al trabajador no calificado, pero todo depende de cual sea la expectativa que se tenga a futuro. Adicionalmente, el gobierno preocupado por evitar que aumente el desempleo, decide dar un crédito a la empresa para que pague a todos sus trabajadores, aun así no estén trabajando.

La siguiente tabla resume los beneficios que se obtendrían bajo diferentes acciones que toma la empresa con respecto al trabajador no calificado, asumiendo que el costo de despedir es de 1 y la tasa de interés real es de 3%, la misma que se utiliza tanto para calcular el pago de intereses por el crédito como para descontar el tiempo, el cual se asume que es de dos períodos.

Tabla 1: Beneficios de la empresa

Fuente: Elaboración propia.

Es evidente que la decisión que se tome depende de cual sea el escenario laboral que se tenga en el período 2, el cual es incierto. Si se espera que la cuarentena siga o que el teletrabajo se mantenga, la mejor opción es mantener al trabajador hoy (sin pago) y despedirlo mañana. La imposibilidad de no pagarle un periodo y de despedirlo elimina esta opción y también la de despedirlo en el período 1. Es más todas las opciones con despido están vetadas, así que le queda la peor alternativa de todas que es mantenerlo y pagarle en ambos períodos.

Por el contrario, si el período 2 es un período de regreso a la normalidad, a la empresa le convendría mantener al trabajador no calificado en el periodo 1 (no pagado) y pagarle normalmente en el período 2. Como la ley no le permite tener al trabajador impago un período, tiene que buscar el segundo mejor que en este caso es una opción factible y es de nuevo mantener al trabajador no calificado en ambos períodos y pagado.

Note que bajo ninguna circunstancia es una opción beneficiosa para la empresa sacar un crédito para pagar sueldos, porque la empresa tiene un margen de utilidades que le permite pagar al trabajador no calificado, de hecho el trabajo calificado estaría de alguna manera subsidiando al trabajo no calificado (en este ejemplo). Si la empresa no tuviera ese margen de utilidades y pagar al trabajador calificado implicaría trabajar a perdida en el período de cuarentena, igual con crédito sus beneficios serían los mismos que sin crédito. El crédito o único que haría sería evitar que la empresa tenga perdidas en el periodo 1, pero que tenga más perdidas en el período 2.

El ejemplo es muy sencillo pero ilustra claramente lo siguiente:

  • Una política de protección al empleo, como la de otorgar créditos a las empresas para que paguen a sus trabajadores, nunca será una opción que tomen las empresas porque genera los mismos beneficios en caso de que la empresa pueda cubrir el salario del trabajador no calificado y en caso de no hacerlo, preferirá cerrar la empresa, porque el crédito lo único que hace es trasladar el problema de beneficios negativos en el tiempo.
  • La incertidumbre juega un rol fundamental. Una posición optimista hace que la opción de mantener al trabajador no calificado y pagado sea la mejor, si se considera el bienestar del trabajador (recibe un sueldo en un periodo que no trabaja).
  • Vetar la opción de despido y no pago a los trabajadores, afecta negativamente a la empresa si el escenario es pesimista. En todo caso ante un escenario pesimista, una empresa óptimamente procederá a cerrar.

En resumen, considerando que la posibilidad del  teletrabajo es reducido en Bolivia y la posibilidad futura de volver a una normalidad es todavía lejana (a fin de precautelar la salud), probablemente se vea en los próximos meses un aumento del desempleo entre los trabajadores no calificados (o un aumento de auto-empleos e informalidad frente a la falta de recursos económicos para alimentar a sus familias). Esto implica que se deberían buscar otras opciones, en vez de crédito a las empresas para proteger al trabajador no calificado.

A largo plazo, Bolivia debería fomentar más el trabajo calificado, de hecho es más productivo, para lo cual debería promover políticas de capacitación laboral e innovaciones que permitan ampliar el universo de teletrabajos.

Referencias:

¹ Dingel, J. y B. Netman. (2020) “How Many Jobs Can be Done at Home?”, White Paper, The Becker Friedman Institute, University of Chicago, April.

² Datos EMINPRO-INESAD (http://inesad.edu.bo/eminpro).

³ Se puede pensar que el personal no calificado es el personal de limpieza, que no tiene trabajo en una cuarentena.
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*Investigador Senior de INESAD, cmachicado@inesad.edu.bo

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Curiosidades de la demanda: El vuelo AA 937/938

Por: Carlos Gustavo Machicado Ph.D.*

La semana pasada fue titular de primera plana en varios matutinos de circulación nacional (véase: 1,2,3), la salida de American Airlines (AA) de Bolivia a partir del 27 de noviembre del presente año. Según un artículo de la revista Forbes-Bolivia del 24 de julio, la salida de AA obedecería a una baja rentabilidad de sus operaciones en Bolivia. Considerando que las tarifas no han sufrido modificaciones, se esperaría que la baja rentabilidad se deba a una caída en la demanda de pasajeros. Ya el año pasado AA había dejado de operar en la ruta Miami – La Paz por baja rentabilidad y en un blog de también hace un año, mostré que al parecer el argumento de baja demanda en La Paz no era tan cierto.

Aprovechando los datos del Bureau of Transportation Statistics quiero analizar con un poco más de precisión este argumento de baja demanda. El siguiente gráfico muestra el flujo de pasajeros transportados por AA hacia y desde Bolivia entre 2005 y 2018 ¹. Claramente se observa un aumento de pasajeros entre el 2005 y 2007 y luego una caída hasta el 2012, un aumento transitorio el 2013 y luego una caída en 2014. Hay una pequeña recuperación el 2015, pero a partir del 2016 hay un flujo constante de pasajeros. Por lo tanto si el argumento de baja demanda fuera valido, esta se explicaría por una caída en la demanda años atrás y no recientemente.

Gráfico 1: 

¿Será que esta caída en demanda se explica por la caída de demanda de pasajeros hacia y desde La Paz? Los siguientes gráficos nos muestran el tráfico de pasajeros por mes entre enero de 2005 y enero de 2019.

Gráfico 2.a:

Fuente: Bureau of Transportation Statistics

Gráfico 2.b: 

Fuente: Bureau of Transportation Statistics

Los gráficos 2.a y 2.b cambian de manera importante el análisis de la demanda ². Por un lado queda demostrado que el argumento de baja demanda de pasajeros en La Paz no fue el motivo por el cual AA se retiró de esta ciudad. En el grafico 2a se puede ver que en todo el período siempre hubo más pasajeros que viajaban de Miami a La Paz que de Miami a Santa Cruz y por el gráfico 2b vemos que siempre hubo más pasajeros de Santa Cruz a Miami que de La Paz a Miami. De hecho aplicando test de medias para ambas muestras se ve que las diferencias son estadísticamente significativas.

Por otro lado, los datos mensuales son consistentes con el aumento de pasajeros entre 2005 y 2007, pero no con la caída que se observa después en el gráfico 1. Lo que se observa más bien es un comportamiento estacional y es en esa estacionalidad que se observa la caída de pasajeros. Lo picos que se observan siempre ocurren entre diciembre–enero y julio–agosto. Los otros meses se tiene una demanda estable. Estos picos dejan de aparecer a partir de 2014.

Esto me lleva a plantear algunas hipótesis acerca de la salida de AA de Bolivia:

  1. Se observa una caída en demanda solamente en los meses en que se tenía mayor demanda, es decir diciembre, enero, junio y agosto, y a partir de 2014. ¿Qué explica esta caída en demanda? ¿Quiénes eran los que generaban estos picos, turistas o residentes norteamericanos en Bolivia o residentes bolivianos en EE.UU.?
  2. Según otro artículo de Forber-Bolivia, hay razones internas que explican la salida de AA y argumentan tener una operación costosa. Si el promedio de pasajeros transportados no ha cambiado desde 2014, el hecho de haberse vuelto la operación más costosa, puede deberse a un desgaste de su flota de aviones 757-200, que ya tiene casi 20 años de edad. Si bien la noticia de Forbes indica que podrían volver a Bolivia si se llegara incorporar aviones más pequeños y de mayor rentabilidad. Llama la atención que eso demandaría mucho tiempo, pues podrían operar con aviones Boeing 737-800 al igual que opera BOA.
  3. Puede que la salida de La Paz haya sido una mala decisión. Hay una caída de pasajeros desde EE.UU. en los meses finales de 2018, pero nada que se desvié de la media. Habría que ver los datos de los últimos meses, porque AA cambio el horario de vuelo de Miami a Santa Cruz dos veces. De hecho ahora el vuelo AA 937 sale a las 17:30 de Miami, con solo 3 frecuencias semanales.
  4. Finalmente habría que comparar estos datos de AA con las otras aerolíneas que cubren la ruta de EE.UU. a Bolivia, que son Avianca, Latam, Copa y BoA. De todas maneras la comparación no sería perfecta salvo con Boa, que es la única aerolínea que ofrece vuelo directo de Miami a Santa Cruz y viceversa.

Referencias:

¹ No se incluye 2019 porque solo se tiene datos reportados hasta enero.

² Los saltos al final del período se explican por la salida de AA de La Paz desde el 4 de julio de 2018. Por eso para el tramo de La Paz solo se tiene contabilizados los 4 primeros días de julio.

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*Investigador Senior de INESAD, cmachicado@inesad.edu.bo

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Décadas sí, pero no tantas y ojalá pocas

Por: Carlos Gustavo Machicado Ph. D. *

Hace un poco más de dos meses se publicó, en algunos medios de comunicación (ver, e. g., https://bit.ly/2S31rNc), los resultados de un estudio en relación a cuánto tiempo (años) requeriría la economía boliviana para alcanzar el Producto Interno Bruto (PIB) de sus países vecinos, si creciera a la tasa promedio entre 2008 y 2017 (5%) y si creciera a tasas de 6% y 8% anual. La conclusión general a la que se llega es que a Bolivia le tomaría varias o muchas décadas alcanzar el PIB de sus vecinos. Los resultados no dejan de ser interesantes, pero a la vez un poco extraños por las variables empleadas que, desde el punto de vista de la teoría económica, son cuestionables para hacer un análisis comparativo de crecimiento económico entre países.

La fuente de datos consultada en el estudio es datomacro.com, la cual reporta un PIB para Bolivia en 2017 de Euros 33,689 millones. Dicho monto, transformado al tipo de cambio Dólares/Euros da un valor de $us 37,800 millones, que luego transformado a Bolivianos da Bs 263,088 millones, que corresponde al PIB medido a precios corrientes. En primer lugar, siempre es aconsejable, mientras sea factible, utilizar las fuentes de datos primarias (i.e. quien recaba el dato), en este caso el Instituto Nacional de Estadística (INE). En segundo lugar, la medida de PIB que se debería usar es el PIB a precios constantes que es el que permite evaluar la capacidad de producción de la economía y no adicionar la variabilidad de precios.

Por otro lado, siempre que se haga comparaciones entre países el dato que se debería usar es el PIB ajustado por paridad de poder adquisitivo (PPA). Este indicador toma en cuenta no solamente que el PIB entre países es distinto porque producen a distintas cantidades, sino también que los precios de bienes iguales difieren entre países. Entonces es importante ajustar por este diferencial de precios, es decir usar el PIB a PPA, porque aproxima el mismo precio para un mismo bien en todo el mundo (abstrae el efecto precio al comparar la producción entre distintos países).

Finalmente, si se quiere resaltar el tamaño de la economía boliviana y de cualquier economía, al hacer un análisis comparativo, es importante emplear el PIB per cápita que toma en cuenta el tamaño de la población de cada país, y no el PIB per se. Es más, siempre se recomienda hacer el análisis de crecimiento en base al PIB per cápita o en su defecto en base al PIB por trabajador, que es el PIB dividido entre la población en edad de trabajar (15-64 años). Este último indicador sería más apropiado pues se supone que es la población en edad de trabajar la que contribuye efectivamente a generar producto y no el total de la población.

En ese sentido, la siguiente tabla resume el ejercicio haciendo todas estas modificaciones (más acordes con la teoría económica). En este ejercicio se supone en la simulación que todas las economías crecen a la tasa promedio a la que crecieron entre 2008–2017.

Tabla 1: Crecimiento en América Latina

Fuente: Base de datos de la Economía Total – Conference Board. Recuperado de: https://www.conference-board.org/data/economydatabase/index.cfm?id=27762

Los resultados de estas nuevas estimaciones son bastante diferentes que aquellas consideradas bajo un PIB corriente sin ajuste por PPA ni por población. En este caso, Bolivia tiene un PIB ajustado por PPA mayor que Uruguay, y dado que Uruguay crece a una tasa más baja (4%), entones nunca alcanzaría a Bolivia. Para superar el PIB ajustado por PPA de Argentina se necesitarían 78 años y para alcanzar a Perú y a Colombia se necesitarían más de 200 años, de hecho a Perú nunca se lo alcanzaría porque crecería a la misma tasa de Bolivia (4.8%).

Pero estos resultados son aún más interesantes cuando se considera el PIB per cápita ajustado por PPA. Se observa que el país de la región líder en crecimiento es Chile con el PIB per cápita más alto, pero que Bolivia podría alcanzar en 102 años. Bolivia sigue siendo el país menos desarrollado, pues su PIB per cápita es menor que el de Venezuela, pero dadas las perspectivas económicas de ese país, en 8 años el país podría superarlo. Los PIB per cápita de Brasil y Ecuador podrían ser alcanzados en 30 años.

Evidentemente, se necesitan algunas décadas para alcanzar el PIB per cápita de los vecinos del país, pero no son tantas y serían mucho menos si Bolivia pudiera alcanzar tasas de crecimiento del PIB per cápita cercanas al 5%. Ese debería ser el reto del próximo gobierno.

*Investigador Senior de INESAD, cmachicado@inesad.edu.bo

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Eficiencia y productividad

Por: Carlos Gustavo Machicado*

El pasado martes 23 de octubre, tuve la oportunidad de estar en la presentación del Informe de la Economía Boliviana de la Fundación Milenio correspondiente a la gestión 2017 y donde se presentó también algunos datos de la gestión 2018. Uno de los resultados que llamó la atención tanto al expositor, como al público fue que según los datos del INE el crecimiento del último año se explica, por el lado del gasto, por una fuerte expansión de la Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF), la cual se ha incrementado en 11.8%, con una incidencia de 2.5% sobre la tasa de crecimiento del PIB que creció en  4.2%.

Pero no es tanto esta tasa de crecimiento lo que sorprende, porque el año 2013 la inversión tuvo un crecimiento similar, sino el hecho que gran parte de esta expansión se explique por una expansión de la inversión privada. Quise verificar que efectivamente esto es así, pero el INE todavía no ha actualizado los datos de FBCF dividida entre pública y privada, que además se divide entre bienes de capital y construcción.

Sin embargo, a modo de aportar a la discusión se puede hacer una evaluación de la inversión empleando el indicador de eficiencia de inversión que sugiere el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su último informe macroeconómico titulado “La Hora del Crecimiento”. Este indicador se define como el ratio del crecimiento del PIB, neto de la contribución de la mano de obra (ΔYI) en relación con la tasa de inversión (ΔK/Y), es decir:

El siguiente gráfico muestra los resultados de este cálculo para el período 2006 –2017 y se observa que la eficiencia de la inversión es bastante volátil, aunque entre el 2016 y 2017, esta se ha mantenido prácticamente constante y en un nivel bajo comparado con el 2015 y con el promedio que se ubica en un nivel de 95.

Gráfico 1: Índices de eficiencia de la inversión y de productividad

Fuente: Elaboración propia en base a datos del INE

En el gráfico se compara también este índice de eficiencia de la inversión con el índice de la productividad total de factores y este estancamiento en la eficiencia coincide también con el estancamiento en la productividad que se ha mantenido prácticamente constante desde el 2015, después de presentar una tendencia creciente a lo largo de todo el período considerado.

Se observa también que en los períodos en que la productividad se estanca, la eficiencia de la inversión cae. Parecería que la eficiencia de la inversión de alguna manera explica la productividad o viceversa.

En conclusión, si fue la inversión privada o pública la que hizo crecer el PIB, queda claro que esta fue con bajos niveles de eficiencia y productividad.

*Investigador Senior de INESAD, cmachicado@inesad.edu.bo. Las opiniones expresadas en los artículos del Blog Desarrollo Sobre la Mesa pertenecen a los autores y no necesariamente reflejan la posición oficial de la Fundación INESAD.

¿Realmente perdimos en la Haya?

Por: Carlos Gustavo Machicado*

El pasado lunes 1 de octubre, todos los bolivianos despertamos esperando el veredicto de la demanda marítima que Bolivia había interpuesto en la corte de justicia de la Haya, solicitando que de alguna manera se obligué a la República de Chile a negociar una salida soberana al mar, en base a una serie de ofertas que había hecho el vecino país en distintas ocasiones.

No soy experto en derecho internacional, ni en tratados, ni en relaciones internacionales, pero como economista quiero dar mi punto de vista sobre el veredicto de la corte, que a mi parecer no debe ser considerado como una derrota para Bolivia, a pesar de que no se logró lo que todos esperábamos.

En primer lugar, creo que de ninguna manera se debe criticar el hecho de haber acudido a la corte de la Haya, porque en ningún momento se fue a reclamar por el tratado de 1904, lo que significa que se reconoce que ese tratado está vigente y es válido, más bien lo que se fue a preguntar es si Chile tiene la obligación de negociar una salida soberana al mar y subrayo la palabra soberana, porque esa siempre fue nuestra máxima aspiración.

El resultado fue que Chile no tiene esa obligación, por lo que queda claro que el camino de llegar al mar no es con soberanía y creo que aunque no sea lo que todos deseamos, si es una buena cosa, porque ahora si se va a poder explorar otras maneras de llegar al mar, que no vayan por el lado de la soberanía. Por ejemplo, Chile ya ofreció un enclave hace unos años atrás (https://www.emol.com/noticias/internacional/2011/02/06/462842/ex-presidenta-bachelet-ofrecio-a-bolivia-enclave-sin-soberania-de-28-km-de-costa.html) que lógicamente Bolivia no podía aceptar porque la premisa era con soberanía.

En segundo lugar, el solo hecho de haber realizado un acto concreto por recuperar el mar, ya es una victoria. Hasta antes de la Haya, todo era discursos y desfiles el 23 de marzo, pero nada concreto, así que más bien toca felicitar y agradecer a las personas, muchas que trabajaron anónimamente para armar las pruebas que se presentó en la Haya. Si fueron o no suficientes es otra historia, pero lo importante es que se hizo algo y eso ya es un avance en contra del famoso lamento Boliviano.

Finalmente, me llama la atención que algunos o varios piensen que el no tener mar es la causa fundamental de nuestro subdesarrollo y esa sea una carta de negociación con Chile. El siguiente gráfico muestra el ingreso per cápita de Bolivia relativo a Chile y resulta interesante ver que en la época que más creció Bolivia que fue entre 1960 y 1977 cerramos de manera importante la brecha con Chile, de hecho en 1976 nuestro ingreso representaba el 76% del ingreso de Chile.

Gráfico 1

Ingreso per cápita relativo Bolivia-Chile

Fuente: Conference Board

Si no se hubieran cometido los errores de política económica que derivaron en la crisis de deuda de los 80s, probablemente no nos hubiéramos alejado tanto del ingreso de Chile, pero el mensaje es que en algún momento de nuestra historia acortamos la brecha de desarrollo con Chile y eso que no teníamos mar.

 

Las Revoluciones Industriales

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Por: Carlos Gustavo Machicado*

Los economistas han denominado como la cuarta revolución Industrial a la convergencia entre tecnologías digitales, físicas y biológicas. Los empresarios la denominan Industria 4.0. El pionero en este concepto de cuarta revolución industrial es el Dr. Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) y autor del libro The Fourth Industrial Revolution (La Cuarta Revolución Industrial). Según este libro y como entendemos los economistas, una revolución industrial se caracteriza por el surgimiento de «nuevas tecnologías y nuevas maneras de percibir el mundo que impulsan un cambio profundo en la economía y la estructura de la sociedad». Básicamente, una revolución industrial es lo que permite a un país dar un salto de crecimiento, para entrar en una senda de desarrollo superior.

La primera revolución industrial se ubica entre mediados del siglo 18 y el siglo 19 y se da en Europa y Norteamérica, iniciándose en Gran Bretaña el año 1820. Es una revolución que se caracteriza por la energía basada en el vapor y energía hídrica y donde las sociedades agrarias y rurales se convirtieron a sociedades urbanas e industriales. Esta primera revolución industrial fue muy relevante para el estudio de la economía porque dio inició al concepto del crecimiento económico. Mientras que el PIB per cápita había crecido solo un 50% en un lapso de 1.800 años (entre el año 1 y 1820) entre 1820 y 1998 creció en 750% (Maddison, 2001).

La segunda revolución industrial se ubica entre 1870 y 1914, justo antes de la Primera Guerra Mundial y se caracterizó por el uso de la electricidad para generar una producción masiva. Fue un período también impulsado por el desarrollo de los ferrocarriles.

La tercera revolución industrial, comienza en la década de los 80s y no se tiene claro si ha concluido aún. Se caracteriza por el desarrollo de la computación y de las tecnologías digitales. Obviamente incluye todo lo que es el desarrollo del Internet y de las tecnologías de información y comunicación (TICs).

La cuarta revolución industrial se basa en las tecnologías digitales de la tercera revolución, pero con una expansión tecnológica drástica que se incorpora dentro de la vida de las sociedades. Se caracteriza por importantes desarrollos tecnológicos en los campos de la robótica, la inteligencia artificial, la nano y biotecnología entre otros campos. A diferencia de las otras revoluciones, los datos juegan un rol fundamental y se dicen que son el nuevo petróleo porque de ellos depende toda la construcción y evolución de la inteligencia artificial.

¿En qué etapa de revolución industrial se encuentra Bolivia?

Según Saravia, Machicado y Rioja (2014) quienes definen a la industrialización como el proceso de movilización de recursos (mano de obra) desde el sector agrícola a los sectores no agrícolas, Bolivia inicio este proceso el año 1891, siendo además el último país sudamericano en hacerlo. Por tanto si entendemos que este fue el momento en que se pasó de una economía rural a una economía urbana, esta sería la fecha para la primera revolución industrial en nuestro país. Por otro lado, empleando el concepto de que la segunda revolución industrial sucedió con el desarrollo de los ferrocarriles, entonces de acuerdo a Contreras (2018) podemos indicar que la primera ferrovía que se construyó en Bolivia fue la extensión de la ferrovía Antofagasta-Uyuni hacia Oruro en el año 1892. Coincidencia o no, entonces en Bolivia la primera y segunda revolución industrial se dieron paralelamente.

Resulta difícil identificar cuando ha comenzado la tercera revolución industrial y más aún si es que ha estado relacionada con un salto en productividad, pero lo que si queda claro es que estamos lejos aún de entrar a la cuarta revolución industrial y es poco lo que se está haciendo por parte del gobierno y del sector privado para que no nos tome por sorpresa y entremos a la misma sin la adecuada preparación. Según el Dr. Schwab, la cuarta revolución industrial se constituye en un nuevo paradigma de la conectividad total y llegará diez veces más rápido que la primera revolución industrial, afectando a una base de población 300 veces superior.

Referencias:

Contreras, M. (2018), “El desarrollo del transporte en Bolivia, una aproximación al impacto económico y social de los ferrocarriles y carreteras 1900-2015”. En Un siglo de economía en Bolivia 1900 – 2015, Tomo I, capítulo 7. Fundación Konrad Adenauer.

Maddison, A. (2001), The World Economy: A Millennial Perspective, OECD.

Saravia, A., C.G. Machicado y F. Rioja. (2014) “Productivity, Structural Change and Latin American Development”. Review of Development Economics, Vol.18 (3), pp. 610-624.

*Investigador Senior de INESAD, cmachicado@inesad.edu.bo. Las opiniones expresadas en los artículos del Blog Desarrollo Sobre la Mesa pertenecen a los autores y no necesariamente reflejan la posición oficial de la Fundación INESAD.

El vuelo AA 922

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Por: Carlos Gustavo Machicado*

Desde el pasado 4 de julio, American Airlines con su vuelo AA 922 dejo de operar la ruta Miami-La Paz-Santa Cruz-Miami manteniendo solamente la ruta Miami-Santa Cruz-Miami  pero con el vuelo AA 937/938. Varias fueron las reacciones cuando se anunció esta noticia en febrero. Por un lado, las agencias de viajes lamentaron la decisión (http://www.la-razon.com/economia/American_Airlines-La_Paz-operacion-Miami-Bolivia_0_2880311986.html), mientras que por otro, el gobierno le restó importancia.

Ciertamente, detrás de la decisión de la aerolínea están factores técnicos. Los aviones con los que opera a Bolivia son los Boeing 757 que tienen un promedio de edad de 18.6 años, que si bien no es mucho menos que el promedio de edad de la flota de BoA que es de 20.7 años  (según airfleets.es), en países como EE.UU. con ese promedio de edad ya se piensa en renovación y como lo indican varios foros (https://www.flyertalk.com/forum/american-airlines-aadvantage/1895913-aa-drop-lpb-la-paz-bolivia-effective-4-jul-2018-a.html) al parecer no hay un avión más moderno del mismo tamaño, por lo que American tendría que operar con un avión más pequeño que no abastecería para las dos ciudades o una más grande que más bien no podría ser llenado. Por otro lado ciertamente está el tema de la altura del aeropuerto de El Alto que siempre aumenta los costos de operación.

Pero, desde una perspectiva económica, esta salida de American de La Paz debería hacernos reflexionar un poco sobre la demanda de pasajeros, no solamente desde y hacia La Paz, sino desde y hacia Bolivia porque al final los aeropuertos de El Alto y Viru Viru son los puntos de entrada sobretodo de pasajeros extranjeros.

Los siguientes gráficos nos muestran la entrada y salida de visitantes por vía aérea, según tipo (nacional y extranjero) y por aeropuerto (El Alto y Viru Viru).

Gráfico 1

1

Fuente: INE

Gráfico 2

2

Fuente: INE

Gráfico 3

3

Fuente: INE

 

El gráfico 1 muestra que tanto las llegadas y salidas de visitantes nacionales y extranjeros han crecido a lo largo de los último 8 años. Viendo los gráficos 2 y 3 se observa que este crecimiento está determinado por las llegadas y salidas tanto de nacionales como de extranjeros a través del aeropuerto de Viru Viru y no tanto a través del aeropuerto de El Alto donde vemos que el crecimiento es más “suave” e incluso en al caso de extranjeros vemos que se ha mantenido relativamente constante entre el 2015 y 2016, mientras que en Viru Viru se observa una caída.

Uno podría pensar que si Viru Viru marca la tendencia nacional es porque hay más demanda de pasajeros desde y hacia Santa Cruz, pero la pregunta que surge y que no se puede responder, con los datos que se tiene, es si la mayor cantidad de pasajeros por ese aeropuerto es porque hay más frecuencias o es porque al haber más frecuencias hay más pasajeros (igual que el dilema de que fue primero si el huevo o la gallina). Controlando por el número de frecuencias semanales por aeropuerto parecería que en 2016 tanto El Alto como Viru Viru se repartían equitativamente los pasajeros extranjeros. El Alto con una frecuencia de 52 vuelos internacionales por semana tuvo una llegada de 46 extranjeros por frecuencia, mientras que Viru Viru tuvo una llegada de 48 extranjeros por frecuencia. En cuanto a salidas la diferencia es un poco mayor aunque tampoco significativamente mayor. El Alto tuvo 46 pasajeros por frecuencia y Viru Viru 52. Esto de alguna manera indica que para los extranjeros no existe una preferencia marcada en cuanto al aeropuerto de entrada y salida de Bolivia.

Para estimar una función de demanda de nacionales se necesitarían por lo menos datos de ingresos y precios de pasajes. Como es difícil conseguir precios y las series de tiempo no son lo suficientemente largas, en los siguientes gráficos se muestra solamente la correlación entre llegada y salida de visitantes nacionales vs la población y vs el ingreso per cápita real.

Gráfico 4

4

Fuente: INE

Gráfico 5

5

Fuente: INE

Los gráficos 4 y 5 muestran que la salida de nacionales desde La Paz al parecer si responde al crecimiento de la población y a los ingresos per cápita de ese departamento con correlaciones de 0.94 y 0.97 respectivamente, en cambio en Santa Cruz las correlaciones son de 0.81 con la población y de 0.78 con el ingreso per cápita. Si consideramos que el número de salidas de nacionales refleja la demanda de cada departamento, en ambos se observa una demanda creciente y en La Paz además es una demanda mejor comportada que en todo caso en cualquier planificación aérea debería ser más fácil de proyectar.

En síntesis, se ha querido de alguna manera mostrar que el argumento de baja demanda que empleo American Airlines para justificar su salida de operaciones del aeropuerto de El Alto parece no ser tan valedero, aunque se requieren hacer estimaciones robustas, pero lo que si es cierto es que el mercado de pasajeros bolivianos es muy pequeño y lo que se evidencia es que además el mercado de pasajeros extranjeros no ha crecido significativamente. Las llegadas y salidas de visitantes de EE.UU. representaban en 2008 el 3% del total y esto no cambio en 2016. Por tanto lo que al parecer está sucediendo es que la llegada de turistas a nuestro país no está creciendo como debería y quizás hasta incluso está decreciendo.

*Investigador Senior de INESAD, cmachicado@inesad.edu.bo. Las opiniones expresadas en los artículos del Blog Desarrollo Sobre la Mesa pertenecen a los autores y no necesariamente reflejan la posición oficial de la Fundación INESAD.