Por Angelina Gherardelli
“Si quieres sacarle toda la diversión, implica a un puñado de educadores.” (Chiste común entre diseñadores de juego).
Como niños corremos, saltamos, y aún más importante jugamos. Cuando mi sobrino de cinco años estaba aprendiendo las formas geométricas y los colores le regalaron un juego en donde tenía que encajar el cuadrado rojo, el triángulo verde y otras figuras de colores dentro de un cubo. A nadie se le hubiese pasado por la cabeza sentarlo en una sala de clases con una pizarra delante y decirle ‘aprende esto’, por lo menos no a esa edad. En cambio, fue el mismo juego el que le enseño a seguir las reglas a través de paciente ensayo y error. De la misma manera que este simple juego le enseño a mi sobrino conceptos básicos de geometría y como seguir reglas, los juegos también nos pueden enseñar como establecer metas personales, crear lazos y socializar, y aprender a navegar en un mundo que en su mayor parte desconocido para nosotros.
Esto probablemente no sorprenda a muchos. La idea de que los juegos son herramientas efectivas de aprendizaje no es nueva. Jugar y particularmente los juegos de rol han sido utilizados por muchas décadas no sólo para enseñar a niños, sino que también para enseñar a adultos en áreas como economía, psicología, y ciencia militar para enseñar tanto habilidades técnicas como interpersonales. Por ejemplo en escuelas de negocios alrededor del mundo, estudiantes de primer y segundo año participan en un juego en donde deben comenzar su propia compañía ficticia, llevar registro de actividades, y hacerla surgir dentro del mercado. De este modo los estudiantes se ven envueltos y están más motivados en aprender los principios básicos de contaduría y marketing, en aprender como colaborar y competir dentro del mercado, y al final de cuentas en aprender que es lo que hace a un negocio exitoso. Leer Más »