Educación

La importancia de fomentar la cultura económica

Por: Osvaldo Nina*

Por la situación actual del país, las posibles medidas económicas que se avecinan van a requerir que los ciudadanos posean una cultura económica para entenderlas y, especialmente, evaluarlas con relación a sus efectos en el bienestar social y económico de la población. Sin esta condición, posiblemente, muchas de estas políticas fracasarían por el alto costo a corto plazo, pese a los beneficios que podrían generar a mediano y largo plazo.

Ahora bien, ¿qué se entiende por cultura económica? Es básicamente el sistema de conocimientos, experiencias, motivaciones y actitudes relativas a la economía de todos los miembros de la sociedad. Este no es resultado de un mayor acceso a la información sobre temas relacionados con la economía, sino un proceso permanente para desarrollar valores, habilidades, convicciones y competencias mediante la educación. De hecho, la cultura económica permite a cada persona ser capaz de convivir, actuar y participar en el desarrollo social y económico de su país con un conocimiento pleno, pero principalmente tener una actitud responsable ante los problemas económicos que atraviesa. Por esta razón, la cultura económica es el canal que permite a las autoridades económicas explicar el por qué y cómo de lo que se hace a la población.

Recientemente, las declaraciones y los argumentos mencionados en las manifestaciones, tanto en contra de algunas leyes promulgadas como a favor de ellas, están mostrando que la sociedad actual requiere desarrollar una cultura económica acorde con la realidad para enfrentar la crisis y los retos de un desarrollo armónico y sostenible por la condición de ser un país subdesarrollado, exportador primario y desigual. Realmente, han expuesto la necesidad de mejorar y elevar la educación y conciencia económica para que la ciudadanía comprenda cuáles son los cambios necesarios para lograr una sociedad más libre, próspera y equitativa.

En esta tarea, las universidades tienen el papel de liderazgo para el avance de la cultura económica, asumiendo que toda carrera universitaria tiene por lo menos una materia de economía en su programa de estudios. Bolivia no está tan rezagada en cuanto a la formación de ciudadanos con cultura económica en la región: el porcentaje de la población adulta con educación universitaria es mayor en comparación a Brasil, Colombia o Uruguay (ver Gráfico 1). Pero esta cifra puede ser engañosa por la influencia de la calidad y currículo de estudio de las carreras universitarias y, en especial, del componente económico en la enseñanza secundaria. Por ejemplo, la mayoría de la población boliviana no comprende todavía cuál es la finalidad de los impuestos y cómo este instrumento puede mejorar la distribución del ingreso; de hecho, muchos ciudadanos beneficiados por el sistema de educación pública gratuita no quieren tributar para apoyar la sostenibilidad y la ampliación de la cobertura, o la mejora de la calidad de este servicio público.

Gráfico 1: Porcentaje promedio de la población de mayor a 20 años, con nivel de instrucción superior o universitario completo

(Período 2015 – 2018)

Fuente: Elaborado con base a la información del SITEAL – UNESCO.

Las investigaciones sobre esta temática afirman que no es posible alcanzar una cultura económica si no se posee una adecuada educación económica. El grado de información y conocimiento que adquieren los ciudadanos sobre temas económicos es sustancial para que puedan tener una valoración más objetiva de la realidad económica y , por tanto, entender y evaluar la gestión pública.

Ciertamente, los gestores públicos son claves en el fortalecimiento de la cultura económica por las labores y roles que desempeñan en la administración pública, que requiere de una elevada calificación técnica y económica. Sin embargo, deben asumir una actitud que les permita renovar sus conocimientos económicos para dar respuesta acerca de las potencialidades del país para el desarrollo y los límites que establecen las restricciones económicas y financieras existentes.

La transformación social y económica requiere de una cultura económica que fomente el crecimiento incesante de la conciencia económica. En su libro “La economía del bien común”, el premio Nobel de Economía Jean Tirole señala que mientras la población carezca de cultura económica, tomar decisiones correctas requiere mucho valor político: lo que podría estar sucediendo en el país, pero sin éxito.

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* Investigador Senior de INESAD, onina@inesad.edu.bo

Los puntos de vista expresados en el blog son de responsabilidad de los autores y no necesariamente reflejan la posición de sus instituciones o de INESAD. 

Es tiempo de potenciar el capital humano

Por: Osvaldo Nina*

La situación económica del país nos lleva a preguntarnos ¿cuáles son las claves de un crecimiento económico sostenible e inclusivo?, ¿cómo incrementar la productividad?, ¿cómo cambiar la matriz productiva?, ¿cómo diversificar las exportaciones?, ¿cómo impulsar la transformación de la economía? Algunas de estas preguntas fueron respondidas parcialmente en foros económicos organizados por algunas instituciones. En esos espacios, unos expertos señalaron que el motor del crecimiento económico debe provenir de la inversión del sector privado, para eso requiere de reglas claras y un clima favorable. Otros propusieron que las ideas, pero no los recursos naturales, deben dar el impulso a la productividad y los negocios. En cambio, algunos mencionaron que la innovación y los emprendedores son la base para el desarrollo sostenible.

Existe un aspecto crítico en todas las propuestas presentadas, éstas suponen que el “capital humano” está disponible y es abundante para los cambios sugeridos, pero este recurso es escaso y tiene muchas limitaciones en nuestro país. Los datos de la Encuesta Continua de Hogares 2018, del Instituto Nacional de Estadística, muestran que el 14% de la población total tiene educación universitaria completa; pero lamentablemente, solo el 5% de estos profesionales ha logrado obtener un título de diplomado, maestría o doctorado. Es más, de acuerdo a los datos del Comité Ejecutivo de la Universidad Boliviana (CEUB), durante el período 2010-2015, en promedio, 80 mil jóvenes ingresaron al sistema universitario por año, pero únicamente el 33% de los estudiantes logró terminar y se graduó. Además, el número de titulados anualmente en las áreas de ingeniería y ciencias puras, quienes están enfocados en los avances científicos y tecnológicos, fue menor comparado a las áreas económicas, sociales y de salud, representando solo el 20% de los titulados en el sistema universitario (ver Gráfico 1).

Gráfico 1: Número de titulados por área de conocimiento

Fuente: Boletín Estadístico No. 5, CEUB.

En este momento, cuando el país tiene grandes desafíos como la industrialización, la automatización o la innovación, se requiere formar profesionales en las cuatro disciplinas claves para el futuro: Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEMScience, Technology, Engineering and Mathematics). Es más, se debe reforzar el capital humano mediante un sistema de educación STEM, considerado como un enfoque científico interdisciplinario que utiliza métodos innovadores y alternativos de enseñanza y aprendizaje, tales como proyectos, prácticas de laboratorio, uso de información y herramientas tecnológicas, pero basado en aplicaciones y situaciones del mundo real. Esto permitirá, por un lado, formar científicos e innovadores y, por otro, promover la cultura científica en el país para que la ciencia y la tecnología formen parte de los avances sociales y las transformaciones económicas del país.

Particularmente, la educación STEM abarca un gran número de carreras distintas relacionadas con las matemáticas, la tecnología, la ciencia y la ingeniería, y tiene la finalidad de formar profesionales para incrementar la productividad, optimizar los procesos industriales y mejorar las transformaciones socioeconómicas, mediante la electrónica y robótica, el tratamiento de datos (big data), los sistemas inteligentes, la realidad virtual o la biotecnología. Como enfatiza Bill Gates: “No podemos mantener una economía innovadora a menos que tengamos personas bien entrenadas en ciencia, matemáticas e ingeniería”.

Por todo esto, todas aquellas propuestas socioeconómicas que proponen transformaciones económicas, diversificación, sofisticación o reconversión industrial para el logro de un mayor crecimiento económico sostenible e inclusivo, deben incluir estrategias y acciones concretas para reforzar el capital humano mediante el enfoque STEM en todos los niveles del sistema educativo, dado que es una condición necesaria para cualquier iniciativa que busca generar e incrementar el valor agregado de las actividades económicas y empresariales mediante la innovación y el uso de la tecnología.

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* Investigador Senior de INESAD, onina@inesad.edu.bo

Los puntos de vista expresados en el blog son de responsabilidad de los autores y no necesariamente reflejan la posición de sus instituciones o de INESAD. 

La igualdad de género en la educación

landersenPor: Lykke E. Andersen*

Según los Indicadores de Desarrollo Mundial del Banco Mundial, hoy en día hay un número aproximadamente igual de niños y niñas matriculados en la escuela primaria y secundaria en todo el mundo. El Índice Mundial de Paridad de Género ha ido aumentando constantemente en las últimas décadas, llegando a 99 niñas por cada 100 niños en 2014, cabe destacar que a esta tasa de cambio se habría alcanzado la paridad el año pasado. Esto se debe a las significativas mejoras en la matriculación de niñas en África y Asia. En América Latina y el Caribe, en cambio, hubo más niñas inscritas que niños desde principios de los años ochenta (ver Figura 1).

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Pokémon Go y la Economía

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Por Carlos Gustavo Machicado *

Esta semana se celebró el día internacional de los pueblos indígenas (09/08) y el día internacional de la juventud (12/08), lo que amerita escribir algunas reflexiones acerca de las condiciones socioeconómicas de los pueblos indígenas o del trabajo juvenil en nuestro país, pero sin lugar a dudas cualquier tema ha quedado relegado a un segundo plano, después de la aparición de la aplicación/juego: Pokémon Go, la semana pasada, que ha sido habilitada en la mayoría de los países del mundo, excepto India, Singapur, Malasia y Tailandia.

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Revisando la Enseñanza de Economía en Bolivia

Por Carlos Gustavo Machicado *

Hace 6 años publicábamos con dos coautoras un estudio sobre la enseñanza de la economía en Bolivia y Chile.[1] Era un estudio comparativo que seguía los lineamientos diseñados por el BID para evaluar el estado de la enseñanza en economía en los países latinoamericanos.

Revisando por curiosidad las conclusiones de este estudio, me ponía a pensar qué cosas han cambiado en estos 6 años para bien o para mal, o si se han mantenido iguales. Una de las conclusiones a las que se llegaba en dicho estudio era que la gran diferencia entre las universidades públicas y privadas era que la currícula estaba obsoleta en las universidades públicas y la cátedra era libre. Me parece que la gran mayoría de las facultades de economía en las universidades públicas han actualizado sus currículas, pero mantienen todavía el tema de la cátedra libre, lo que sigue generando importantes diferencias en los contenidos que aprenden unos y otros estudiantes según el profesor que tengan. Leer Más »

Bonanza económica, pobreza, desigualdad e incentivos para la educación

Por Luis Carlos Jemio, Ph.D. *

Bolivia ha disfrutado en los últimos años de una bonanza económica extraordinario, originada fundamentalmente por los altos precios de las materias primas que exporta el país en los mercados mundiales. Esta bonanza ha tenido efectos macroeconómicos positivos importantes sobre el crecimiento del producto, nivel de ingreso per cápita, finanzas públicas, incidencia de la pobreza y desigualdad. Según el Banco Mundial, la incidencia de la pobreza moderada se redujo de 47,8% en 2007 a 29,5% en 2012, mientras que la incidencia de la pobreza extrema cayó de 30,8% en 2007 a 17,0% en 2012. Según la misma fuente por otra parte, el coeficiente de Gini en Bolivia se redujo de 0,554 en 2007 a 0,466 en 2012. Leer Más »

Una mirada al trabajo infantil en Bolivia

* Por Gabriela Olivarez

La polémica en torno al trabajo infantil tomó fuerza en Bolivia recientemente con la aprobación del Nuevo Código Niño, Niña y Adolescente (CNNA); que establece una jornada laboral de máximo 6 horas para los niños buscando que el tiempo restante sea destinado a sus estudios. Además, el CNNA autoriza que sean trabajadores independientes desde los 10 años y dependientes desde los 12 años.

Como se mencionó, una de las principales preocupaciones para regular el trabajo infantil es la escolaridad; ya que los niños trabajadores pueden descuidar sus estudios disminuyendo sus oportunidades futuras de encontrar mejores empleos (que usualmente requieren mayores niveles de calificación). El siguiente gráfico presenta esta disyuntiva entre trabajo infantil y educación utilizando la Encuesta de Trabajo Infantil, 2008.

Fuente: Elaboración propia en base a información de la Encuesta de Trabajo Infantil 2008.

Nota: La categoría “ni trabaja, ni estudia” ha sido excluida porque representa únicamente el 0.7 % del total de los niños de la muestra.

Afortunadamente, la mayor parte de los niños (entre las edades de 5 y 17 años) se encuentran solamente estudiando; siendo mayor en el caso de las mujeres (69.3%) con relación a los varones (67.8%), y en las zonas urbanas (79.1%) comparativamente con las rurales (36.9%). Sin embargo, el porcentaje de niños trabajadores también es importante, aunque muchos de ellos están matriculados en las escuelas. En la desagregación por género, el Gráfico muestra un mayor porcentaje de niños que trabajan y estudian en comparación con las niñas. Leer Más »

A propósito de la investigación interdisciplinaria en Bolivia

Mario YapuEn una publicación anterior de esta serie de reflexiones abordé el carácter de la enseñaza en las universidades. En esta ocasión tocaré   el tema de la investigación interdisciplinaria que en los últimos años ha venido avanzando en Bolivia. Lo hago respondiendo a una serie de interrogantes.

1. ¿Qué se entiende por investigación interdisciplinaria? En el proceso social e histórico de la sociedad industrial de los siglos XVIII y XIX, las disciplinas científicas se han conformado en función de las capacidades de delimitar sus objetos de conocimiento o los   problemas por resolver, sus métodos, técnicas, instrumentos y procedimientos, sus discursos y sus visiones de realidad. En torno a ellas se constituyen grupos de profesionales especialistas que comparten una visión de mundo común y actúan en consecuencia. Esta definición es afín a lo que propuso Thomas Khun en 1962. A partir de esta definición, hay dos opciones para discutir la investigación interdisciplinaria.

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Sobre la Formacion Humanistica y Tecnica en las Universidades

Mario YapuNo es bastante enseñar a los hombres una especialidad. Con ello se convierten en algo así como máquinas pensantes pero no en individuos válidos. Para ser un individuo válido el ser humano debe sentir con pasión aquello a lo que puede aspirar. Tiene que ser receptor de un sentimiento de lo bello y de lo moralmente bueno. Caso contrario se parece más a un perro bien adiestrado que a un ser armónicamente desarrollado. Debe aprender a comprender las motivaciones, ilusiones y penas de las gentes para adquirir una actitud recta respecto a los individuos y la sociedad. Estas cosas tan preciosas las consigue el contacto personal entre la generación joven y los que enseñan, y no – al menos en lo fundamental – los libros de texto.

                                                (Albert Einstein, El mundo como yo lo veo. 2011. Ed. Brontes, p. 28).


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Titulación vs. Competencias

Kathlen LizarragaEs conocido el valor que la sociedad, particularmente la Sociedad Boliviana, asigna a los títulos académicos. No importa cuánto se sepa, lo relevante es poder llamarse «Licenciado» o «Doctor». Así escuchamos frecuentemente en los pasillos de los hospitales a las enfermeras llamarse entre ellas licenciadas y también en los tribunales abundan los doctores. En este último caso hasta la denominación es incorrecta, puesto que son profesionales sin ese grado académico.[1]

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