Salud

La importancia de la transversalización de género en los servicios de salud

Por: Daniela Romero*

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el derecho a la salud como uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, puesto que está relacionado con el bienestar físico, mental y social. Por lo tanto, ejercerlo no solo implica acceder a atención sanitaria, sino tener las condiciones sociales, económicas, políticas y culturales que permitan llevar una vida sana (OMS, citado en Lagrava, 2017). Tomando en cuenta esto, se entiende que el acceso y uso de los servicios de salud difiere de las condiciones de cada paciente y, fundamentalmente, de su sexo. Las enfermedades se expresan y atienden de forma diferente entre hombres y mujeres, ya sea desde los síntomas, pasando por los diagnósticos, los remedios a ser utilizados y los resultados obtenidos con los mismos (Westergaard, et al., 2019). Esto sin duda influye en la evolución de la enfermedad, la discapacidad y la calidad de vida e, incluso, en las muertes evitables. En este sentido, la transversalización del género en la salud es primordial en el desarrollo de cualquier servicio o, en definitiva, sistema de salud.

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¿En qué medida el SUS aumentó el acceso a los servicios de salud en Bolivia?

Por: Gabriela Alondra Agafitei*

En el año 2019, el Estado Plurinacional de Bolivia implementó el Sistema Único de Salud (SUS), con el objetivo de otorgar el seguro público de salud a más de cinco millones de bolivianos que no cuentan con cobertura del servicio. El primer resultado de la medida fue un incremento de los afiliados al subsistema público, pasando del 18% del total de la población en 2018 al 46% en 2019 (INE, 2019). Sin embargo, queda la interrogante de ¿cómo ha mejorado el acceso a la salud en Bolivia con la implementación del SUS? Leer Más »

Efectos de la pandemia de COVID-19 sobre la mortalidad infantil en países en vías de desarrollo

Por: Marcelo Cardona M.Sc.*

Las recesiones económicas en 129 países de ingresos bajos y medianos del mundo debido a las distintas medidas relacionadas con la pandemia COVID-19, cierres de fronteras y más; pueden haber matado a cientos de miles de niños menores de cinco años en el primer año de la pandemia.

Los hallazgos, publicados el 23 de febrero en la revista científica PLOS One, arrojan luz sobre un número oculto de muertes por COVID-19: niños pequeños que mueren no por la enfermedad, sino por las interrupciones en las entregas de alimentos y medicamentos, clínicas de salud cerradas y retrasos en las vacunas infantiles que son resultado de las precauciones tomadas para reducir la propagación del virus. Se estima que casi la mitad del exceso de muertes de niños ocurrió en el África subsahariana.

«Este es un grupo que es muy sensible a las crisis económicas y su situación no se discute», dice Joseph Millward, Analista Senior de Datos de Investigación en el Centro Johns Hopkins para Programas de Comunicación, y uno de los autores del nuevo estudio. “Muchos de los países de nuestro análisis tienen poblaciones relativamente jóvenes con escaso acceso a viviendas estables, agua potable, alimentación y atención primaria. La salud de estos niños es altamente susceptible a las reducciones en el bienestar económico de sus familias. Estos son efectos secundarios de la pandemia.”

Los investigadores creen que este es el primer artículo que proporciona estimaciones del impacto de la mortalidad de COVID-19 en los niños atribuible a la pérdida económica. Se llevó a cabo utilizando datos de los Indicadores de Desarrollo Mundial del Banco Mundial y las Perspectivas de Poblaciones Mundiales de las Naciones Unidas.

El modelo creado por los investigadores analizó las muertes adicionales que se esperan en 2020 en niños menores de 5 años con un rango de tasas de recesión: una reducción del 5 %, 10 % y 15 % en el producto interno bruto (PIB) en cada uno de los 129 países de ingresos medios-bajos. En el caso más conservador, con una reducción del PIB per cápita del 5 por ciento, los investigadores estimaron que se perdieron entre 279.000 y 286.000 vidas adicionales de niños menores de 5 años debido a los efectos indirectos de las recesiones económicas relacionadas con la pandemia COVID-19 en 2020. En el caso boliviano, ante una reducción del 5% del PIB se estima que la cifra de muertes de menores de 5 años llega a 30.000 niños. Con un 10 por ciento y un 15 por ciento, las recesiones conducirían a mayores pérdidas de vidas en niños menores de 5 años, aumentando a 585.802 y 911.026 muertes adicionales, respectivamente.

Los efectos económicos en la salud infantil son independientes de si los niños contraen COVID-19. Durante los confinamientos, los niños no pudieron recibir tratamiento para diferentes enfermedades infecciosas, recibir inmunizaciones de rutina y no pudieron asistir a la escuela. Esto podría tener graves consecuencias socioeconómicas no solo ahora, sino a corto y largo plazo, ya que se ha puesto en peligro el desarrollo de los niños.

El Fondo Monetario Internacional estima que la economía mundial se contrajo un 4,4 % en 2020 en comparación con una contracción de solo un 0,1 % en 2009, durante la crisis financiera conocida como la Gran Recesión. Se prevé que las recesiones económicas de 2020 reviertan una tendencia sostenida de disminución de la pobreza mundial, y se espera que, como resultado, entre 42 y 66 millones de niños adicionales caigan en la pobreza extrema. La mayor parte de este aumento de la mortalidad infantil se manifiesta a través de efectos adversos en la dieta, el medio ambiente y la búsqueda de atención médica. Esto es particularmente importante ya que los países de ingresos medios-bajos enfrentan problemas de inequidad en las vacunas y los efectos adversos de la paralización de las actividades económicas.

Una recomendación clave es instar a los formuladores de políticas y otros actores de la salud pública a que no sólo centren sus programas y políticas en los efectos directos de la COVID-19, sino que también aseguren inversiones continuas en la suplementación alimentaria, el control del crecimiento y la atención primaria de la salud integral para mitigar un mayor impacto en niños. Existe evidencia científica que señala lo importante que es la confianza y la transparencia de un gobierno para involucrar a una comunidad en la respuesta de salud pública.

El aumento de las tasas de vacunación ayudará a abrir las economías que permanecen bajo las restricciones de COVID-19 y paralelamente, ayudará a proteger a los niños más pequeños. Cuanto más tiempo persistan las bajas tasas de vacunación, mayor será el riesgo de que la salud de los niños se vea afectada negativamente por posibles interrupciones de la actividad económica. Garantizar el acceso a las vacunas y trabajar con las comunidades y las personas para impulsar la aceptación de éstas son pasos fundamentales para mitigar los efectos directos e indirectos futuros de la pandemia.

Este Blog ha sido redactado a partir del Documento de Investigación: Estimated impact of the 2020 economic downturn on under-5 mortality for 129 countries, de PLOS One.

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*Investigador de ROCKWOOL Foundation (Dinamarca) e Investigador Asociado de INESAD, mcc@rff.dk

Los puntos de vista expresados en el blog son de responsabilidad de los autores y no necesariamente reflejan la posición de sus instituciones o de INESAD. 

Las olas del Covid-19 y la necesidad de nuevas estadísticas

Por: Carlos Gustavo Machicado Ph.D.*

El día 6 de febrero del presente año, se han cumplido exactamente 100 semanas (700 días) de la presencia de la pandemia del Covid-19 en Bolivia. Durante este tiempo se han tenido 4 olas de contagio, de las cuales no se tiene un registro exacto de cuando comenzaron y cuando acabaron. En todo caso, si se tratan de olas de contagio, la forma correcta de medirlas debería consistir en medir el período en que efectivamente se produce contagio, es decir el período en el que la tasa de reproducción del virus (R0) es mayor a 1; que es cuando un individuo puede contagiar a más de una persona. Utilizando dicho criterio, las olas en Bolivia habrían cubierto los períodos indicados en la siguiente Tabla.

Tabla 1: Olas de contagio del Covid-19 en Bolivia

Fuente: Elaboración propia en base a datos de Our World in Data y Boligráfica.

La Tabla 1 muestra varios datos interesantes entre los que se ve un aumento constante en los casos acumulados según fueron avanzando las olas, lo que no es sorprendente, pues a medida que paso el tiempo se fue recuperando la movilidad (ver Gráfico 1) y además se fueron haciendo cada vez más tests. Es interesante ver que la cuarta ola fue la segunda más larga después de la primera, pero cabe no olvidar que en la primera su duración se explica principalmente por la cuarentena rígida que se aplicó. De alguna manera, hay también una coincidencia entre la 2da. y 4ta. ola; ambas tienen un momento alto de contagio a fines de diciembre e inicios de enero y terminan a fines de enero. Si se clasifica la severidad de cada ola según el número de decesos promedio (en niveles), ciertamente la tercera ola, de lejos, fue la más severa que se tuvo en Bolivia con 41 fallecidos por día. En términos relativos (decesos en proporción a casos por día), la primera ola fue la más severa y la cuarta, de lejos, la menos severa. De la tabla también se puede inferir que 277 días no hubo contagio, lo que representa el 40% del tiempo de la pandemia en que se vivió una relativa “normalidad”.

Pero aplicando el estricto rigor estadístico, no debería ser posible hacer un análisis comparativo entre olas, especialmente con respecto a la primera, porque, como bien se sabe, ésta se caracterizó por la vigencia de una cuarentena rígida que duró desde el 17 de marzo hasta el 10 de mayo de 2020; luego se aplicó una cuarentena denominada “flexible” hasta el 31 de agosto y después vino el período de post-confinamiento ¹. Estas medidas afectaron la movilidad de las personas como se ve en el Gráfico 1; pero, se ve también que incluso cuando no hubieron medidas restrictivas a la movilidad, está no llego a recuperar los niveles del 2019 sino hasta más o menos el inicio de la cuarta ola, y esta recuperación además ha sido paulatina. Por lo tanto, en términos de movilidad, ninguna ola debería ser comparable, es más, existe cierta endogeneidad, en el sentido que no se sabe si los cambios en movilidad influyeron en los contagios o si fueron los contagios lo que determinaron los patrones de movilidad. Si a esto se le añade que en cada ola circuló una variable del virus diferente, entonces definitivamente las olas no son comparables entre sí.

Gráfico 1. Tiempo destinado en… (media móvil -7 días)

Fuente: Global Mobility Report de Google.

Una vez acabada la cuarta ola y con resultados bastante esperanzadores en relación a los decesos, a pesar del gran número de contagios, parecería que realmente en esta cuarta ola se ha acercado mucho más a la inmunidad de rebaño, lo que hace necesario contar con estadísticas diferentes de aquí en adelante. Una de ella es conocer cuál ha sido el nivel de contagios o re-contagio entre personas vacunadas y personas que pasaron ya por la enfermedad. Esto es importante porque en la medida que la inmunidad natural brinde una mayor protección que las vacunas, probablemente no sea necesario aplicar vacunas constantemente, considerando que las futuras olas de contagios sean tan o incluso más benévolas que la cuarta ola y, por tanto, los futuros contagios sean similares a un simple resfrío. Esperemos y confiemos que realmente sea así. Al final la naturaleza siempre es más sabia.

Referencias:

¹ Según Barja, G. (2021) “Graphing and Measuring COVID’s First Wave Impact on the Bolivian Economy”, Documento de Trabajo IISEC-UCB No 212104.

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*Investigador Senior de INESAD, cmachicado@inesad.edu.bo

Los puntos de vista expresados en el blog son de responsabilidad de los autores y no necesariamente reflejan la posición de sus instituciones o de INESAD. 

No podemos ignorar la transición epidemiológica en Bolivia

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Por: Boris Branisa, Ph.D.

En un post anterior sobre la transición demográfica en la que está inmersa Bolivia, planteábamos la necesidad de considerar en nuestra sociedad más el largo plazo a la hora de entender la realidad nacional y reflexionar sobre las mejores decisiones de cara al futuro. Esta reflexión partía del hecho que el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia lamentaba públicamente que por falta de orientación no se haya invertido lo suficiente en su momento en la construcción de hospitales en general y en especial en la construcción de hospitales para atender a enfermos con cáncer (link 1 – El Deber , link 2 – Página Siete, link 3 – El Diario). En esta línea, deseo referirme en este post a otra de las transiciones fundamentales que estamos viviendo y que no recibe aún la atención necesaria en el país: la transición epidemiológica.

Desde hace algún tiempo, los patrones de mortalidad y morbilidad de los seres humanos han ido cambiando en el mundo. Estos cambios se conocen como transición epidemiológica (Omran 1971, 1982). La teoría de la transición epidemiológica formulada por Omran (1971) se centra en el cambio complejo en los patrones de salud y enfermedad, la interacción entre estos patrones y sus determinantes y consecuencias. Algunas de las principales características de la transición incluyen un descenso en la mortalidad, un aumento en la esperanza de vida, así como un cambio en las principales causas de mortalidad y morbilidad de enfermedades infecciosas y parasitarias a enfermedades no transmisibles, crónicas y degenerativas. Por supuesto, como lo discuten varios autores, como Caldwell (1993), la transición epidemiológica está relacionada con la transición demográfica y la transición nutricional, siendo parte de una transición más amplia denominada transición de la salud.

Benziger et al (2016) señalan, por ejemplo, que las enfermedades no transmisibles representan en la actualidad más de la mitad de la carga mundial de morbilidad; que las enfermedades cardiovasculares representan aproximadamente la mitad de las muertes por enfermedades no transmisibles; y que la mayoría de las muertes por enfermedades cardiovasculares ocurren en países de ingresos bajos y medios.

La figura 1 permite hacernos una idea de algunos de los cambios relevantes para Bolivia, considerando el pasado reciente y concretamente el periodo 2005 a 2016, detallando las 10 principales causas de muerte en el país. Es interesante notar que en 2005, de las 10 principales causas de muerte en el país, 3 eran clasificadas como “enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición”; 6 como “enfermedades no transmisibles”; y una como “lesiones”. Once años después, en 2016, de las 10 principales causas de muerte en el país, 2 son clasificadas como “enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición”; 7 como “enfermedades no transmisibles”, y una como “lesiones”.

Vale la pena destacar algunos cambios en Bolivia entre 2005 y 2016. Por un lado hay algunas causas que ya no son tan significativas como antes. Por ejemplo las complicaciones de parto prematuro, que ocupaban el puesto 4 en 2005, están el puesto 10 en 2016; y las enfermedades diarreicas, que ocupaban el puesto 10 en 2005, aparecen en el puesto 21 en 2016. Por otro lado, hay causas que ahora figuran entre las 10 principales y que antes no aparecían en dicha lista.  Por ejemplo la diabetes, que ocupaba el puesto 11 en 2005, está en el puesto 5 en 2016; y la enfermedad de Alzheimer, que ocupaba el puesto 13 en 2005 y figura en el puesto 8 en 2016.

Figura 1: Bolivia. 10 principales causas de muerte en 2016 y porcentaje de cambio entre 2005 y 2016, todas las edades, número

1

  2

Fuente: Extraído de www.healthdata.org/bolivia.

Si además de las muertes consideramos las discapacidades, es interesante preguntarse cuál ha sido el cambio en Bolivia en cuanto a las 10 principales causas de Años de Vida Saludable perdidos (AVISA). Constatamos en la figura 2 un patrón similar al de las causas de muerte: 7 de las 10 principales causas son las “enfermedades no transmisibles”, mientras que 2 son “enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición”; y una es “lesiones”. Es además llamativo que si observamos los cambios entre 2005 y 2016, para 6 de las “enfermedades no transmisibles” se constata un aumento, mientras que para las 2 “enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición” se registra un descenso.

Figura 2: Bolivia. 10 principales causas de Años de Vida Saludable perdidos (AVISA) en 2016 y porcentaje de cambio entre 2005 y 2016, todas las edades, número

3

Fuente: Extraído de www.healthdata.org/bolivia.
La figura 2 nos recuerda, sin embargo, que todavía en 2016 las dos principales causas de Años de Vida Saludable perdidos (AVISA) son justamente las dos “enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición” que aparecen en la lista: Infecciones respiratorias bajas y complicaciones de parto prematuro. Esto implica que el país tiene que encarar como un doble desafío el aumento de las enfermedades no transmisibles y sus consecuencias, sin descuidar las enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y de la nutrición, que siguen siendo muy importantes, tal como se discute en Branisa et al. (2014) y en el capítulo sobre salud  (Andersen et al., 2016) del libro El ABC del Desarrollo en Bolivia de la Fundación INESAD.

Este doble desafío tiene que estar presente a la hora de asignar recursos, tanto públicos como privados, al tema de la salud en el país, no solamente en el corto y mediano plazo, sino anticipando los cambios que nos esperan en el largo plazo.  Para esto es fundamental estudiar detalladamente las características propias de Bolivia, y no basarnos únicamente en teorías y observaciones existentes para otros contextos.

Referencias

Andersen, L.E., Branisa, B. , Cardona, M. (2016). «S – Salud,» en: Andersen, L.E., Branisa, B. y Canelas, S. (eds.), 2016. «El ABC del desarrollo en Bolivia,» INESAD ebooks, Institute for Advanced Development Studies.

Benziger, C. P., Roth, G. A., y Moran, A. E. (2016). The global burden of disease study and the preventable burden of NCD. Global heart, 11(4), 393-397.

Branisa, B., Cardona, C., Johannsen, J., y Buscarons, L. (2014) Análisis descriptivo del estado de salud de la población boliviana y del sistema de salud en Bolivia. Manuscrito no publicado.

Caldwell, J. C. (1993). Health transition: the cultural, social and behavioural determinants of health in the Third World. Social Science & Medicine, 36(2), 125-135.

Omran, A. R. (1971). The Epidemiological Transition: A Theory of the Epidemiology of Population Change. Millbank Memorial Fund Quarterly, 49, 509-538.

Omran, A. R. (1998). The epidemiologic transition theory revisited thirty years later. World health statistics quarterly, 51(2-4), 99-119.

 

*Investigador Senior de INESAD, bbranisa@inesad.edu.bo. Las opiniones expresadas en los artículos del Blog Desarrollo Sobre la Mesa pertenecen a los autores y no necesariamente reflejan la posición oficial de la Fundación INESAD.

No podemos ignorar la transición demográfica en Bolivia

bbranisapeque
Por: Boris Branisa, Ph.D.

Cuando se piensa en el largo plazo, en especial desde una perspectiva histórica, se suele poner énfasis en eventos como guerras y revoluciones, que pueden modificar en poco tiempo las estructuras de poder o alterar la forma de organización de una sociedad. Pensando en el corto plazo, por otra parte, se tiende a prestar la mayor parte del tiempo, en la prensa en particular y en la sociedad en general, mucha atención a temas de actualidad económica o social.

Hace algunos días, el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia lamentaba públicamente que por falta de orientación no se haya invertido lo suficiente en su momento en la construcción de hospitales en general y en especial en la construcción de hospitales para atender a enfermos con cáncer (link 1 – El Deber , link 2 – Página Siete, link 3 – El Diario). Creo que esta afirmación nos debe llevar a hacer un alto y meditar, porque no es solamente el Presidente, sino la gran mayoría de los bolivianos, que estamos prestando poca atención a tendencias sumamente relevantes a la hora de entender la realidad nacional, reflexionar sobre el futuro y tomar decisiones fundamentadas, considerando no sólo el corto, sino también el largo plazo. Como afirma Davies (2016), en el muy largo plazo, aparte de la tecnología, la demografía es prácticamente lo único que importa. En esta línea, deseo referirme en este post a una de las transiciones fundamentales en las cuales está inmersa Bolivia y que no recibe aún la atención necesaria en el país: la transición demográfica.

La transición demográfica es, según Kirk (1996: 361), «una de las generalizaciones mejor documentadas en las ciencias sociales», y se refiere a la modificación de las tasas de mortalidad y de fecundidad en una sociedad, partiendo desde un estado en que ambas son altas y terminando en un nuevo estado donde ambas son bajas. Rowland (2003) explica que la transición demográfica no es tanto una teoría como un conjunto de generalizaciones de tendencias observadas.  La transición demográfica clásica supone que la disminución de la mortalidad ocurre primero, y sólo es seguida por una reducción en la fecundidad después de un tiempo (Population Reference Bureau staff, 2004).[i] Dos consecuencias principales de la transición demográfica clásica son: (i) la existencia de un intervalo en el que la tasa de crecimiento de la población primero aumenta como consecuencia del descenso de la mortalidad y después disminuye debido al descenso posterior de la fecundidad, y (ii) el envejecimiento de la población acompañado de cambios en la distribución por edades de la población (Lee, 2003).

Las consecuencias descritas ya están siendo experimentadas por la población boliviana, como se expone en las tres figuras a continuación, construidas utilizando datos desde 1950 y proyecciones para Bolivia hasta el año 2100 de Naciones Unidas. La figura 1 muestra cómo la tasa media anual de cambio poblacional primero aumentó entre los periodos 1950-1955 y 1975-1980, para posteriormente ir disminuyendo. Se espera que esta tendencia continúe hasta el periodo 2095-2100.

Figura 1: Bolivia. Tasa media anual de cambio poblacional (porcentaje)

G1

Fuente: Elaboración propia con datos de United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division (2017). World Population Prospects: The 2017 Revision, custom data acquired via website.

La figura 2 confirma el paulatino envejecimiento de la población boliviana. Si bien entre 1950 y 2000 la edad mediana de la población se mantuvo relativamente cerca a los 20 años, desde entonces se observa un incremento importante y sostenido. Se espera que en el año 2025 la edad mediana llegue a 27 años, en 2050 a 34 años, en el año 2075 a 40 años y en 2100 a 45 años.

Figura 2: Bolivia. Edad mediana de la población (años)

G2

Fuente: Elaboración propia con datos de United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division (2017). World Population Prospects: The 2017 Revision, custom data acquired via website.

Finalmente, la figura 3 muestra los cambios significativos en la distribución por edades de la población boliviana. Por un lado, destaca la disminución del grupo de edad entre 0 y 14 años, que pasa de representar el 38% de la población total en 2000 al 22% en el año 2050 y a solamente 16% en 2100. Por otro lado, el grupo de edad de los mayores de 64 años pasa de ser aproximadamente el 5% de la población total en 2000 al 12% en 2050 y al 26% en el año 2100.

Figura 3: Bolivia. Porcentaje de la población total por grupo de edad

G3

Fuente: Elaboración propia con datos de United Nations, Department of Economic and Social Affairs, Population Division (2017). World Population Prospects: The 2017 Revision, custom data acquired via website.
En el capítulo sobre demografía (Branisa et al., 2016) del libro El ABC del Desarrollo en Bolivia de la Fundación INESAD exploramos las potenciales ventajas para Bolivia en la etapa de transición demográfica conocida como bono demográfico, que es un tiempo de cambios poblacionales muy favorables para el desarrollo y el crecimiento económico, si se dan las condiciones necesarias. En este post queremos más bien alertar sobre la necesidad de considerar los cambios demográficos en los que estamos inmersos (y por ejemplo su posible impacto sobre el ahorro nacional) a la hora de tomar decisiones en lo que se refiere a la inversión en los siguientes años en infraestructura, educación y salud, entre otros, y también en lo que concierne a su financiamiento. Estamos transitando de manera lenta pero segura hacia una Bolivia con una población que, en promedio, será cada vez mayor y en la cual los bolivianos mayores de 64 años serán un grupo cada vez más importante, con todo lo que esto implica para la atención de la salud y el cuidado, además del financiamiento de las jubilaciones.

En un siguiente post abordaremos otra transición (relacionada con la transición demográfica) que es también muy relevante para Bolivia: la transición epidemiológica.

Referencias

Branisa, B., Jemio, L.C., Kornacka, M., Cardona, M. (2016). «D – Demografía,» en: Andersen, L.E., Branisa, B. y Canelas, S. (eds.), 2016. «El ABC del desarrollo en Bolivia,» INESAD ebooks, Institute for Advanced Development Studies.

Davies, G. (2016). It’s the demography, stupid! URL: https://www.ft.com/content/b1a6b24a-df3d-3a55-b37f-817d0b77e3a8      

Jones, G. y Douglas, R. (1997). Introduction, en: Jones, G., Douglas, R., Caldwell, J. y D’Souza, R. (eds). The Continuing Demographic Transition. Clarendon Press, Oxford.

Kirk, D. (1996). “Demographic Transition Theory”. Population Studies, 50, 361-387.

Lee, R. (2003). “The Demographic Transition: Three Centuries of Fundamental Change”. Journal of Economic Perspectives, 17 (4), 167-190.

Population Reference Bureau staff (2004). “Transitions in World Population”. Population Bulletin, 59 (1), 3-39.

Rowland, D. (2003). Demographic Methods and Concepts. Oxford University Press, Oxford.

[i] Sin embargo, es bien sabido por el análisis histórico que existe una amplia gama de situaciones que prevalecen en los países que atraviesan la transición demográfica y hay unos pocos casos donde la mortalidad no disminuyó primero (Jones y Douglas, 1997).

 

*Investigador Senior de INESAD, bbranisa@inesad.edu.bo. Las opiniones expresadas en los artículos del Blog Desarrollo Sobre la Mesa pertenecen a los autores y no necesariamente reflejan la posición oficial de la Fundación INESAD.

Zika: preguntas, respuestas y reflexiones para Bolivia

Por Boris Branisa Ph.D* y Natalia Zegarra, M.Sc**

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Desde hace algún tiempo, el Zika está muy presente en las noticias en Bolivia. Esta publicación tiene como objetivo agrupar de manera sucinta y sistemática algunas interrogantes sobre esta enfermedad, y las respuestas existentes sobre la base de fuentes especializadas, principalmente de los sitios web de:

Además presentamos reflexiones sobre algunos desafíos que enfrenta Bolivia con respecto al Zika. Leer Más »

Telemedicina en Bolivia: Entendiendo de qué se está hablando

Por Boris Branisa, Ph.D. *

En el último tiempo se está hablando bastante de telemedicina. Se sabe que el gobierno boliviano está planificando extender los servicios de telemedicina en el país, y en marzo de 2014, el Ministerio de Salud y Entel firmaron un convenio para implementar el proyecto «Telesalud’.

Considerando que asegurar el acceso de todos los bolivianos a una atención de salud oportuna y de calidad sigue siendo un desafío fundamental, es importante fomentar un debate más amplio e informado sobre este tema.  El objetivo de este post es justamente iniciar dicho debate. Comenzaremos describiendo brevemente qué se entiende generalmente por telemedicina, y qué experiencias ya existen en Bolivia al respecto.

La Organización Mundial de la Salud  (2010) define la telemedicina como “Aportar servicios de salud, donde la distancia es un factor crítico, por cualquier profesional de la salud, usando las nuevas tecnologías de la comunicación para el intercambio válido de información en el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de enfermedades o lesiones, investigación y evaluación, y educación continuada de los proveedores de salud, todo con el interés de mejorar la salud de los individuos y sus comunidades”. Ciertamente, esta definición nos lleva a pensar que la telemedicina puede ser una alternativa interesante para la población boliviana que enfrenta dificultades para acceder a servicios de salud de calidad. Leer Más »