Las olas del Covid-19 y la necesidad de nuevas estadísticas

Por: Carlos Gustavo Machicado Ph.D.*

El día 6 de febrero del presente año, se han cumplido exactamente 100 semanas (700 días) de la presencia de la pandemia del Covid-19 en Bolivia. Durante este tiempo se han tenido 4 olas de contagio, de las cuales no se tiene un registro exacto de cuando comenzaron y cuando acabaron. En todo caso, si se tratan de olas de contagio, la forma correcta de medirlas debería consistir en medir el período en que efectivamente se produce contagio, es decir el período en el que la tasa de reproducción del virus (R0) es mayor a 1; que es cuando un individuo puede contagiar a más de una persona. Utilizando dicho criterio, las olas en Bolivia habrían cubierto los períodos indicados en la siguiente Tabla.

Tabla 1: Olas de contagio del Covid-19 en Bolivia

Fuente: Elaboración propia en base a datos de Our World in Data y Boligráfica.

La Tabla 1 muestra varios datos interesantes entre los que se ve un aumento constante en los casos acumulados según fueron avanzando las olas, lo que no es sorprendente, pues a medida que paso el tiempo se fue recuperando la movilidad (ver Gráfico 1) y además se fueron haciendo cada vez más tests. Es interesante ver que la cuarta ola fue la segunda más larga después de la primera, pero cabe no olvidar que en la primera su duración se explica principalmente por la cuarentena rígida que se aplicó. De alguna manera, hay también una coincidencia entre la 2da. y 4ta. ola; ambas tienen un momento alto de contagio a fines de diciembre e inicios de enero y terminan a fines de enero. Si se clasifica la severidad de cada ola según el número de decesos promedio (en niveles), ciertamente la tercera ola, de lejos, fue la más severa que se tuvo en Bolivia con 41 fallecidos por día. En términos relativos (decesos en proporción a casos por día), la primera ola fue la más severa y la cuarta, de lejos, la menos severa. De la tabla también se puede inferir que 277 días no hubo contagio, lo que representa el 40% del tiempo de la pandemia en que se vivió una relativa “normalidad”.

Pero aplicando el estricto rigor estadístico, no debería ser posible hacer un análisis comparativo entre olas, especialmente con respecto a la primera, porque, como bien se sabe, ésta se caracterizó por la vigencia de una cuarentena rígida que duró desde el 17 de marzo hasta el 10 de mayo de 2020; luego se aplicó una cuarentena denominada “flexible” hasta el 31 de agosto y después vino el período de post-confinamiento ¹. Estas medidas afectaron la movilidad de las personas como se ve en el Gráfico 1; pero, se ve también que incluso cuando no hubieron medidas restrictivas a la movilidad, está no llego a recuperar los niveles del 2019 sino hasta más o menos el inicio de la cuarta ola, y esta recuperación además ha sido paulatina. Por lo tanto, en términos de movilidad, ninguna ola debería ser comparable, es más, existe cierta endogeneidad, en el sentido que no se sabe si los cambios en movilidad influyeron en los contagios o si fueron los contagios lo que determinaron los patrones de movilidad. Si a esto se le añade que en cada ola circuló una variable del virus diferente, entonces definitivamente las olas no son comparables entre sí.

Gráfico 1. Tiempo destinado en… (media móvil -7 días)

Fuente: Global Mobility Report de Google.

Una vez acabada la cuarta ola y con resultados bastante esperanzadores en relación a los decesos, a pesar del gran número de contagios, parecería que realmente en esta cuarta ola se ha acercado mucho más a la inmunidad de rebaño, lo que hace necesario contar con estadísticas diferentes de aquí en adelante. Una de ella es conocer cuál ha sido el nivel de contagios o re-contagio entre personas vacunadas y personas que pasaron ya por la enfermedad. Esto es importante porque en la medida que la inmunidad natural brinde una mayor protección que las vacunas, probablemente no sea necesario aplicar vacunas constantemente, considerando que las futuras olas de contagios sean tan o incluso más benévolas que la cuarta ola y, por tanto, los futuros contagios sean similares a un simple resfrío. Esperemos y confiemos que realmente sea así. Al final la naturaleza siempre es más sabia.

Referencias:

¹ Según Barja, G. (2021) “Graphing and Measuring COVID’s First Wave Impact on the Bolivian Economy”, Documento de Trabajo IISEC-UCB No 212104.

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*Investigador Senior de INESAD, cmachicado@inesad.edu.bo

Los puntos de vista expresados en el blog son de responsabilidad de los autores y no necesariamente reflejan la posición de sus instituciones o de INESAD. 

 

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