Bolivia tiene una economía pequeña y abierta y, por lo tanto, su desempeño ha estado estrechamente vinculado a las condiciones imperantes en la economía regional y mundial. Los shocks externos a los que estuvo expuesta la economía, ya sea a través del comercio o de los flujos financieros, han incidido sobre el desempeño de la economía, ya que éstos han determinado la cantidad de recursos externos que recibe el país. Estos recursos los recibe el país por distintos conceptos: exportaciones, transferencias externas oficiales y no-oficiales, inversión extranjera directa (IED) y de portafolio, flujos financieros de deuda pública y flujos financieros recibidos por el sector privado.
El gráfico 1 muestra el vínculo existente entre los flujos externos y el desempeño macroeconómico de Bolivia en los últimos 25 años y presenta la relación positiva que existe entre flujos externos recibidos por el país y la tasa de crecimiento del PIB. Los flujos externos comprenden los ingresos por exportación, transferencias y flujos de capital.