¿Qué tal si nos juntamos para evitar futuras crisis de agua?

Por: Agnes Medinaceli y Susana Del Granado

El pasado noviembre el agua acaparó nuestra atención, cuando se evidenció que las represas de La Paz y en menor medida las de El Alto estaban en sus niveles más bajos. Esto a pesar de que en abril del 2016 se informó a la población que las represas estaban en sus niveles máximos (Villa, 2016). El 8 de Noviembre del 2016,  la Empresa Pública Social de Agua y Saneamiento, EPSAS, no tuvo otra opción que racionar el agua  de forma estricta a 94 barrios de la zona sur de la ciudad de La Paz y poco tiempo después el Presidente Morales declaró estado de emergencia nacional (Montero, 2016). De un día para otro, al ver que no salía agua de los grifos, ni se podían largar los baños, la población entera se dio cuenta del rol imprescindible  del agua, no sólo cubriendo necesidades básicas, sino también en el desarrollo económico y social. Al mismo tiempo, salieron a relucir los vacíos de información que la sociedad tiene sobre las fuentes, tratamiento y uso del agua.

Actualmente, los 94 barrios afectados cuentan con 12 horas diarias de agua, empezaron las lluvias y el racionamiento disminuyó. Sin embargo, el problema persiste. La demanda creció  exponencialmente durante los últimos años y  se pronostíca que hasta fin de este siglo se incrementará en un 1200%, mientras la oferta en regiones andinas se reducirá en un 30% (Andersen y Jemio, 2015). Las ciudades no están preparadas para esta creciente demanda ni para una disminución en la oferta. Sin duda, es necesario que tomemos acciones concretas, y como primer paso es imperativo adquirir información y conocimiento. Asimismo, es importante entender que de la misma forma que el agua nos beneficia a todos, todos tenemos responsabilidad sobre su uso, desecho y reuso.

En este contexto, la Fundación INESAD y Soluciones Prácticas decidieron trabajar juntas para organizar el 31 de enero un taller sobre la problemática del agua titulado “Agua: de la Información a la Acción”. Los principales objetivos fueron: crear un espacio donde se pueda compartir, difundir e intercambiar investigaciones realizadas en la temática y formar una red de actores interesados en la búsqueda de soluciones a la crisis del agua, para que en un futuro propongan acciones que se puedan tomar para evitar o paliar otras crisis.

El taller fue maratónico, empezó a las 8:30 de la mañana y terminó a las 3:30 de la tarde, cubriendo temas desde el abastaciminto, distribución, potabilización, desecho de agua, estado de los glaciares, adaptación de comunidades en cuencas de glaciares, orígnes de las lluvias y aguas subterráneas, entre otros.

Al principio del taller se hizo una encuesta  sobre el agua en Bolivia para medir el conocimiento de los participantes. Como era de esperar, evidenciamos que estamos poco o mal informados. Por ejemplo, sólo 8.3% de los participantes respondieron, acertadamente, que la contribución de los glaciares al abastecimiento de agua en la ciudad de La Paz (especialmente en la zona sur) varía entre 0 a 5% (Del Granado y Andersen, 2015). La principal fuente de agua de las ciudades de La Paz y El Alto es la lluvia. Un 63.8% cree, erróneamente, que los glaciares aportan entre 50 a 80% del agua en La Paz, cuando varía entre 15 y 27% dependiendo de la época del año (Soruco et al., 2015). Sin duda, esto muestra que es necesario crear espacios donde se comparta información científica para saber qué medidas tomar a futuro.

A lo largo del taller, los 11 expositores despertaron el interés del público y sin duda nos dejaron con ganas de investigar más sobre el tema, y tomar acciones concretas. Por ejemplo, Luis Blacutt, investigador del Instituto de Física de la Atmósfera, mencionó que a diferencia de lo que comúnmente se cree, se ha demostrado (D’ Almeida et al., 2007)  que sólo una deforestación severa, de grandes dimensiones (aproximadamente 1 millon de km2), tiene un impacto hidrológico negativo, reduciendo la cantidad de precipitaciones debido a la reducción de la evapotranspiración de los bosques (figura 1). Si bien, la convergencia de pequeñas cantidades de territorio en la Amazonía para ganadería o agricultura, no modifica el flujo hidrológico, es importante saber que la deforestación de grandes cantidades puede desestabilizar el ciclo normal de lluvias cuyo origen se encuentra predominanetemente en el océano Atlántico.

Figura 1: Representación esquemática del impacto hidrológico de diferentes niveles de deforestación en la Amazonía.

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Fuente: D’ Almeida et al. (2007) Review: The effects of deforestation on the hydrological cycle in Amazonia: a review on scale and resolution. International Journal of Climatology, 26, 633-647.

Por otra parte, el hidrogeólogo Rafael Cortéz explicó que menos del 20% del territorio de Bolivia cuenta con mapas hidrogeológicos útiles para gestionar aguas subterráneas y acuíferos. Sin embargo, el 2016 el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, MMAyA, elaboró un diagnóstico de las fuentes de agua en las 50 ciudades más pobladas del país, en el que se encontró que 15 dependen totalmente y 23 parcialmente de estas aguas pero que ninguna de estas ciudades hace un aprovecahmiento  sostenible de sus acuíferos. En la ciudad de La Paz al depender predominantemente de agua superficial sus acuíferos han sido poco estudiados. Existen algunos identificacos pero las altas pendientes de la ciudad, la canalización de los ríos y la impermiabilización de las superficies impiden las recargas de estas fuentes subterráneas de agua. Rafael Cortéz lamentó que no exista una normativa nacional, departamental ni municipal para la perforación y construcción de pozos.

No cabe duda, que hay mucho espacio todavía para continuar aprendiendo y discutiendo. Este taller contó con una muy buena participación y dio inició a la formación de una red que tendrá como objetivo principal: “generar un espacio de discusión sobre el agua como recurso estratégico para el desarrollo inclusivo y sostenible que facilite el análisis y toma de decisiones a partir de la investigación científica y soluciones técnicas, donde participen academia, sociedad civil, tomadores de decisiones y cooperación internacional.”  Esperamos que esta sea la primera de varias actividades de la red para pasar de la información a la acción.

Bibliografía:

Andersen, L. y Jemio, L.C. (2015) La dinámica del cambio climático en Bolivia. La Paz: Fundación INESAD.

D’ Almeida et al. (2007) Review: The effects of deforestation on the hydrological cycle in Amazonia: a review on scale and resolution. International Journal of Climatology, 26, 633-647.

Del Granado, S. y Andersen, L. (2015) Flujos físicos y monetarios relacionados  a los recursos hídricos en las ciudades de La Paz y El Alto. http://www.inesad.edu.bo/web/en/2015/04/21/flujos-fisicos-y-monetarios-relacionados-a-los-recursos-hidricos-en-las-ciudades-de-la-paz-y-el-alto/

Montero, B. (21 de Noviembre, 2016). Gobierno declara emergencia nacional por sequía. La Razón. La Paz. http://www.la-razon.com/ciudades/Bolivia-agua-crisis-emergencia-Evo-declaratoria_0_2604939510.html (consultado 21 de noviembre, 2016)

Soruco, A., Vincent, C. Rabatel, A., Francou, B., Thibert, E., Sicart, J.E., Condom, T. 2015. Contribution of glacier runoff to water resources of La Paz city, Bolivia. Annals of Glaciology 56(70): 147-153.

Villa, M. (18 de Abril, 2016). Las represas están en su nivel máximo. La Razon. La Paz. http://www.la-razon.com/ciudades/represas-nivel-maximo_0_2474752528.html (consultado 18 de abril, 2016)

 

 

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