Corea del Sur y Bolivia: similitudes y diferencias

Kathlen Lizarraga

Qué tienen de común dos países culturalmente diferentes, geográficamente lejanos y económicamente disímiles? Pues al parecer mucho y al final poco: En 1948 nacía la República independiente  de Corea del Sur. Era uno de los países más pobres del mundo, confrontado con retos mayores: falta de recursos naturales, régimen dictatorial y la división de su sociedad en dos Coreas culturalmente iguales, pero políticamente diferentes.

1952: La Revolución agraria en Bolivia daba paso a un nuevo Estado donde los ciudadanos adquirían más derechos, se consolida el gobierno del pueblo, se disuelve la propiedad feudal de la tierra y se nacionalizan las minas, con los que se da inicio a la era del estaño.

60 años más tarde, los países presentan monumentales diferencias en indicadores sociales y económicos.  Y cómo se dieron los cambios?. El libro The Korean Economy, six Decades of Growth and Development, reduce la respuesta en dos palabras: industrialización y globalización, combinando logros económicos con un proceso de transición hacia la democracia.

Si se analizan los datos del cuadro anterior, estamos hablando efectivamente de los dos tópicos más importantes de la economía que los Coreanos han logrado conjugar: un rápido crecimiento económico, con un desarrollo humano envidiable… Cómo fue posible conjugar estos logros en un país que en el contexto asiático se consideró como políticamente inestable sin recursos naturales y sin sectores claves que jalen el crecimiento?

En los años 50 y 60 bajo un régimen dictatorial, se consensuo un Plan Nacional de Desarrollo, donde el Estado jugaba un rol preponderante: promover las exportaciones, dar inicio a un fuerte proceso de industrialización y atraer capital externo para financiar las inversiones. En estos años, la economía coreana estuvo orientada a priorizar industrias intensivas en mano de obra, dado que era necesario absorber a la mano de obra proveniente de la inmigración campo-ciudad. Posteriormente se impulsó la industria pesada, acción motivada por los latentes problemas políticos del país y la necesidad de cimentar su posición de global player, dando prioridad a la promoción de la ciencia y la tecnología.

Durante ese periodo Corea del Sur tuvo que convivir con altas tasas de inflación, inequidades en la distribución del ingreso y en general con una no óptima asignación de recursos.  Estos elementos determinaron que para el siguiente periodo se diera mayor importancia a la estabilidad de precios, políticas de incentivo a las exportaciones y un fuerte impulso a la política social. Resultados concretos: en el caso del Seguro Nacional de Salud por ejemplo, se pasó de cubrir al 8,8% de la población en 1977 a cubrir al 99% en 2008. En el caso de educación, en 1945 tan solo el 22% de los coreanos eran alfabetos, en la actualidad el 100 de los coreanos saben leer y escribir y poseen además otras habilidades para el trabajo.

Lograr estos resultados, pasa por contar con una estrategia de desarrollo sostenible en cuanto a poderla mantener con recursos generados por la propia sociedad, y por atender las necesidades de todos los actores sociales. En muchos casos esto significó para Corea tener que aplicar una política laboral represiva, altos impuestos y controles a la actividad productiva, pero al mismo tiempo atender las necesidades de la población sobre todo en salud y educación.

Este desarrollo permite inferir algunas pautas de soluciones al entrampamiento en el que se encuentra nuestra economía:

  1. Una estrategia de desarrollo pasa por contar con un plan nacional de desarrollo «consensuado».Esto porque los efectos de las políticas son visibles recién en el mediado a largo plazo, mientras que los costos, sobre todo en forma de costos políticos, tienen que ser asumidos en el presente. Un plan consensuado debe trascender los límites políticos y responder a los retos de la sociedad y características de la economía.
  2. Es posible concebir e implementar un modelo propio de desarrollo.  Corea en muchos casos ha ido contra las leyes del mercado o las ha adaptado a su realidad: El Estado nunca fue un estado «Laisses Faire«, sino más bien un Estado fuerte, regulador de la economía y equilibrador de las políticas «actuando en el contexto del libre mercado».
  3. Es necesario un equilibrio de políticas. El ejemplo de Corea muestra que para salir de la pobreza y el subdesarrollo, una orientación exclusiva hacia la política social no es suficiente. La política social no debe enfocarse tan solo en buscar estándares mínimos, sino en lograr calidad de servicios y capacidades para el trabajo y la innovación. Por otra parte, la política industrial es determinante y significa elegir sectores estratégicos, brindarles infraestructura de apoyo, mejorar los factores de producción y exigir el pago de impuestos. En países donde existe exceso de mano de obra, es necesario impulsar las industrias intensivas en mano de obra para después pasar a industrias intensivas en capital, caso contrario se fomenta el crecimiento del sector informal.
  4. El crecimiento y desarrollo endógeno comienza por desarrollar los factores de producción. Desarrollar las propias capacidades en ciencia y tecnología para adaptar productos y mejorar procesos es una condición necesaria para salir del subdesarrollo. En mercados de monopolios temporales, la protección del conocimiento es una condición sine qua nonpara crecer, dado que los agentes privados invierten en investigación y desarrollo si y solo si, es posible obtener réditos de esa inversión…. Pero esas actividades tienen retornos no solo privados, ya el conocimiento tiene en parte la característica de bien público. Este proceso virtuoso es uno de los impulsores del milagro coreano y está al alcance de todos los países, desde sus particularidades.
  5. El crecimiento y desarrollo pasa por sacrificios de grupos. El ejemplo coreano muestra que no es posible gobernar en función y para los intereses de grupos de poder, sino que las políticas tienen que ser permeables a toda la sociedad.

Bolivia ha logrado en los últimos años un cambio político de gran importancia, el reto ahora está en lograr el cambio económico que brinde mejores oportunidades a todos los bolivianos. Al parecer la estrategia boliviana de atender los intereses de grupos (en todos los periodos de gobierno), está llevando a una mayor fragmentación de la sociedad. La experiencia coreana cuenta de «sacrificios de grupos» como en el caso de los sindicatos, en pro del bien de la sociedad en su conjunto. Probablemente ésta, sea la mayor lección para los bolivianos.


(*) Investigador Senior, INESAD. El autor recibe comentarios a klizarraga@inesad.edu.bo .

 

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