El debate hacia una mayor protección versus mayor flexibilización laboral encuentra usualmente argumentos contrapuestos y, en algunos casos, irreconciliables. Una de las razones por las cuales se apunta a una mayor flexibilización recae sobre la volatilidad en la producción y ventas de las empresas en el tiempo, lo que en periodos de baja actividad permite reestructurar los costos de tal manera que sea posible sobrevivir en el mercado.
Una alternativa para generar estabilidad laboral y al mismo tiempo flexibilidad es el «banco de horas»; aunque en periodos recesivos no soluciona cabalmente la necesidad de despedir personal, puede suavizar los costos laborales en el tiempo; y aún más, es efectiva para mantener las fuentes laborales cuando la volatilidad en la producción y ventas es relativamente regular, como la estacional y/o la cíclica. La política consiste en ajustar la jornada laboral a las necesidades de producción y/o de demanda de las empresas; reduciendo la carga horaria en periodos de baja actividad, y acumulando créditos en horas, para utilizarlos en épocas de alta producción y/o ventas. Los plazos y la validez del crédito, y los niveles máximos y mínimos de horas trabajas por día deben ser negociados por las partes, empleados y empleadores, de tal manera que la medida sea beneficiosa para ambos y que los niveles salariales no se modifiquen en el tiempo.
La medida implica también la organización de una jornada laboral más eficiente para ambas partes. Por un lado, las empresas re estructuran las horas a fin de poder aprovechar los periodos más productivos de acuerdo con sus características y, por otro lado, los trabajadores pueden tomar ventaja de este escenario para atender de mejor manera sus actividades fuera del trabajo. Por ejemplo, un padre de familia podría desear trabajar siete horas durante los días hábiles para contar con una hora adicional que le permita despachar y recoger a sus hijos de la escuela y compensar estas cinco horas los sábados y/o domingos (o días feriados), aprovechando que la madre está con los niños.
Es interesante notar que, a nivel informal, algunas empresas o instituciones en Bolivia ya presentan acuerdos sobre las horas laborales entre las partes; por ejemplo, las madres con niños pequeños usualmente solicitan permisos para llevar a sus hijos al pediatra y compensan los horarios posteriormente. En este sentido, la política consistiría en formalizar dichos acuerdos y ampliar las posibilidades de tal manera que empleados y empleadores se beneficien y sea posible observar una mejora en sentido de Pareto (es decir mejorar la utilidad de una persona o muchas sin empeorar la de otras).
* Investigadora Senior del Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (INESAD). La autora recibirá con mucho gusto cualquier comentario sobre el artículo en el siguiente correo electrónico: bmuriel@inesad.edu.bo