Por: Diana Weinhold*
Las políticas diseñadas con la intención de hacer el empleo más seguro tienden a hacer los empleos menos seguros. Las políticas implementadas para asegurar que los pobres puedan obtener una vivienda, por lo general reducen las opciones residenciales para las familias de bajos ingresos. Una y otra vez, observamos que las intenciones y las consecuencias de las políticas están a lo mejor pobremente correlacionadas y que incluso ocasionalmente pueden estar en desacuerdo unas con otras.
Por esto se debe pensar cuidadosamente en las consecuencias potenciales de las políticas diseñadas para simultáneamente reducir la deforestación y mejorar el bienestar de los humanos. Por ejemplo, dos canales por los que tales políticas podrían guiar a consecuencias no deseadas son a través de sus impactos en el mercado de trabajo local y su impacto en la migración rural – urbana.
En el caso del mercado laboral local, consideren los pagos por conservación a un propietario local de tierra por conservar el bosque que de otra manera hubiera sido deforestado. Si la deforestación hubiera sido realizado por trabajadores contratados, ellos ahora tendrían tiempo extra para ofrecérselo a otros propietarios. Si los propietarios del terreno hubieran realizado la deforestación ellos mismos, ellos bien podrían decidir realizar otras tareas en su propia tierra por las que de otra forma hubieran contratado trabajadores o podrían decidir ofrecer su mano de obra en el mercado laboral local. De una u otra manera, la oferta de trabajo local se incrementa y en la ausencia de cualquier aumento en las oportunidades de empleo, los salarios disminuyen. La disminución en los salarios tendrá un impacto en otros trabajadores sin tierra que dependen de sus salarios para vivir. Más allá de eso, otros propietarios, se enfrentan a costos de trabajo más bajos y podrían decidir realizar tareas que previamente no ofrecían beneficios, incluyendo el desmonte de la tierra. Por lo que es posible que los pagos por conservación no causen grandes cambios en la deforestación.
Por otro lado, podría decirse que los patrones de uso de tierra están en última instancia mas determinados por los patrones de migración interna que por la decisión del uso de tierra de cada uno de los agricultores dentro de su lote. Es posible que sea más fácil reducir la deforestación a través del manejo de la migración que a través de incentivos directos para la reducción de la deforestación. En los Estados Unidos, por ejemplo, grandes regiones de tierra cultivada previamente se han convertido nuevamente en bosques naturales debido a la migración rural – urbana. De hecho, la urbanización global no muestra señales de disminución y las implicaciones para la preservación de los bosques son significativas. En la medida en que los pagos por la conservación provean flujos adicionales de ingresos hacia áreas rurales, estos tienen el potencial ya sea disminuir la migración a centros urbanos o en el peor de los casos atraer a una mayor población hacia los límites de los bosques.
Debemos tener cuidado en no asumir que estas consecuencias no deseadas de hecho determinarán los resultados, así como no debemos asumir que las políticas tendrán los resultados previstos porque esos eran los deseos de los hacedores de políticas. El propósito de un análisis económico rigoroso es pensar teóricamente a través de las posibles relaciones, analizar los datos para ver si alguna de esas consecuencias no deseadas podrían ser problemáticas.
*Dra. Diana Weinhold es profesora del Departmento de Desarrollo Internacional del London School of Economics. Puede ser contactado por correo: d.weinhold@lse.ac.uk.
Este articulo fue publicado primera vez en la revista boliviana «Sociedad que Inspira» No. 17, Agosto 2012.