Los Factores y las Estrategias que Determinan la Vulnerabilidad o la Resiliencia

Lykke Andersen

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Por Lykke Andersen, traducido por Jillian Cordes

Disrupciones adversos pueden tomar muchas formas como: desastres naturales, cambio climático, enfermedades, desempleo, cambios tecnológicos, fluctuaciones de precios, conflictos, vandalismo, incendios, robos, ataques de plagas, y accidentes. La lista es interminable, y es importante para las personas a construir la resistencia contra todos estos, para tener protección de disrupciones adversos que inevitablemente pueden pasar a veces (Andersen & Cardona, 2014).

Una estrategia importante para tener protección del riesgo es la diversificación de los medios de vida (Ellis, 2000; Ellis y Freeman, 2005). Más diversidad de ingresos significa más capacidad de recuperación de los medios de vida después de un interrupción (Adger 1999).

Andersen y Cardona (2014) proponen una medida simple de la diversificación de ingresos, interpretándolo como lo opuesto a la concentración de ingresos. Por lo tanto, se mide simplemente como uno menos el popular índice Herfindahl-Hirschman de Concentración.

Con esta simple indicador, han estimado el nivel de diversificación de los medios de vida para todos los bolivianos en una encuesta nacional en 2011 realizada por el Instituto Nacional de Estadística. Luego combinaron estos datos con la información sobre el nivel de ingresos, con la meta de identificar a las familias altamente resistentes (con altos ingresos y una alta diversificación) y las personas altamente vulnerables (bajos ingresos y escasa diversificación). Véase la figura 1.

La tipología de vulnerabilidad usado en Andersen & Cardona (2014).

A continuación, realiza un análisis de regresión para determinar los factores y estrategias que están asociados con la probabilidad de caer en alguna de estas categorías.

Las principales conclusiones del estudio son las siguientes: la estrategia más importante para las familias para desarrollar la resiliencia es tener un  cónyuge en el hogar que trabaja y gana ingresos. Hasta el momento, sólo alrededor de un tercio de los hogares bolivianos utilizan esta estrategia. La decisión de trabajar en casa o participar en el mercado de trabajo es sobre todo una decisión privada, pero hay mucho que el gobierno puede hacer para ayudar a facilitar la posibilidad de que los cónyuges sean económicamente activas. Por ejemplo: Proporcionar pre-escolares libres y de buena calidad y hacer las regulaciones laborales y horarios de trabajo mucho más flexible.

El segundo factor más importante es la edad del jefe del hogar. Las familias jóvenes son mucho más propensos a ser vulnerables que los más maduros. Este es un efecto de ciclo de vida natural, ya que las familias jóvenes no han tenido tiempo de acumular activos que pueden proporcionar ingresos complementarios, y, al mismo tiempo que a menudo tienen niños pequeños que cuidar. Sin embargo, todavía hay una serie de intervenciones de política que podrían ayudar a reducir la prevalencia de hogares extremadamente pequeños y vulnerables. De acuerdo con la encuesta de 2011 hogares en Bolivia, en la actualidad hay más de 30.000 familias con niños, donde el jefe de familia es no más de 20 años de edad. Este tipo de situación se puede evitar con una mejor educación sobre planificación familiar.

Algunos de los resultados inesperados que se encuentran en el documento son que ni los hogares encabezados de mujeres ni indígenas parecen tener más probabilidades de ser altamente vulnerables, pero que los hogares urbanos son. Los gobiernos, así como a las instituciones de desarrollo, a menudo asumen que las mujeres, los hogares indígenas y rurales son las más vulnerables a los disrupciones externos, pero esta investigación sugiere que esto puede ser falso. Existe un gran número de hogares urbanos jóvenes con muchos niños que dependen casi exclusivamente de las ganancias frágiles e informales de un joven jefe de familia. Estos hogares urbanos no pueden beneficiarse de los regalos de la naturaleza, al igual que sus contrapartes rurales, por lo que necesitan dinero cada mes para comprar comida y pagar el alquiler. Si la principal fuente de ingresos de la familia se pierde debido al desempleo, problemas de salud o un accidente, el hogar urbano no puede simplemente vender una vaca o cazar un cerdo salvaje para compensar el déficit. Por lo general, no pueden obtener un préstamo tampoco, y hay poco apoyo del gobierno, y por eso son muy vulnerable a los shocks adversos, y este es un grupo olvidado que cualquier política dirigida a reducir la vulnerabilidad debe considerar.

Referencias

Adger, W.N. (1999). Social Vulnerability to Climate Change and Extremes in Coastal Vietnam. World Development.27(2): 249-269.

Andersen, L. E. & Cardona, M. (2014). Construyendo resiliencia ante shocks adversos: Factores y estrategias asociadas a la vulnerabilidad y la resiliencia
Development Research Working Paper No. 01/2014, Institute for Advanced Development Studies (INESAD), La Paz, Bolivia, January.

Ellis, F. (2000). Rural Livelihoods and Diversity in Developing Countries. New York: Oxford University Press.

Ellis, F. & Freeman, H. A. (2005). Rural Livelihoods and Poverty Reduction Policies. Routledge. London and New York.

 

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