La poca capacidad de la economía boliviana para crear empleos es sin lugar a duda, la principal barrera para que el país pueda superar en forma efectiva el problema de extrema pobreza que afecta a la mayor parte de la población boliviana. Las reformas estructurales ejecutadas en los años 90 estuvieron enfocadas en sectores intensivos en capital, como es el caso de los hidrocarburos, telecomunicaciones, energía eléctrica y sector financiero, por lo que no tuvieron un gran impacto en la generación de empleos.
La generación de empleos productivos, que no signifique absorción de supernumerarios en empresas y reparticiones del estado, requiere incrementar sustancialmente la tasa de inversión.