Las causas de la deforestación son numerosas y varían considerablemente en cada contexto. A pesar de esto, algunas aseveraciones generales pueden ser hechas. Los actores involucrados son invariablemente madereros, granjeros o ganaderos, y la manera en la que sus actividades determinan el uso de la tierra y la deforestación está gobernada por las instituciones y mercados prevalentes y, a veces, las políticas. El principal determinante institucional son los derechos de propiedad, por ejemplo de la tierra y la madera, y su aplicación. De los muchos determinantes económicos, la naturaleza de los mercados de la tierra, los mercados laborales locales y la emigración e inmigración son claves. Las causas para la preocupación están garantizadas allí donde las instituciones son débiles y los mercados son incapaces de reflejar el valor económico total de los bosques en pie, que debido a la preocupación global por el cambio climático y la conservación de biodiversidad son en gran medida valorados a una escala global.
Los derechos de propiedad de la tierra inseguros o pobremente definidos son quizás los más importantes precursores del uso ineficiente de la tierra. Los ejemplos son abundantes. Donde la tierra forestal está bajo un orden de acceso libre, la puesta en claro de los bosques ocurrirá antes de lo deseable porque los actores temerán que otros hagan lo mismo. En tales casos, como en Brasil durante los 80s y 90s y actualmente en Bolivia, la propiedad de la tierra es condicional a la puesta en claro de la tierra, el llamado “tómalo o piérdelo” régimen de derechos de propiedad (i.e. Alston et al 2000). Tales incertidumbres proveen razones adicionales para la puesta en claro de la tierra sobre las que existirían si la tenencia fuera segura, o si la tierra forestal estuviera bajo un régimen de propiedad común en funcionamiento.
Las fallas de mercado también son importantes. Por ejemplo, los mercados imperfectos o inexistentes para trabajadores no agrícolas tienden a actuar como una fuerza centrípeta sobre la mano de obra agrícola. Evidencia de China y África muestra que para encarar tales restricciones, los hogares y las granjas aplican trabajo residual a la agricultura causando su expansión hacia previa tierra forestal. El otro lado de la moneda de esta dinámica es que los intentos por relajar las restricciones a la migración pueden descargar la presión en la frontera forestal. Esto parece ser como el Sloping Lands Conversion Program (SLCP) fue exitoso en la reducción de la pobreza, y como la deforestación fue reducida en México, Filipinas, China y Nepal (Groom et al 2010).
Como si la historia no fuera lo suficientemente complicada, las imperfecciones de mercado a menudo ocurren juntas en los países en vías de desarrollo. El racionamiento del crédito y las restricciones de liquidez pueden conspirar para limitar la migración o la inversión, en agricultura intensiva y cría de ganado por ejemplo. Más aún, la ausencia de bancos en funcionamiento pleno lleva a los ganaderos a acumular ganado en exceso como una manera de acumular riqueza o ahorrar en precaución por un futuro incierto.
En países en vías de desarrollo, por tanto, los actores importantes que determinan las decisiones del uso de la tierra organizan sus actividades alrededor de restricciones institucionales y de mercados locales y, a veces, globales. En algunos casos hay políticas que alientan la deforestación, como los subsidios. En tales ambientes es difícil predecir cómo estos actores responderán a políticas e incentivos para reducir la deforestación. La más prominente entre esas iniciativas es el esquema de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD), cuya motivación es corregir la falla del mercado global del carbono pagando por la reducción de deforestación por debajo de una línea de referencia. Sin embargo, donde los mercados laborales no agrícolas y la migración estén restringidos, por ejemplo, los pagos para reducir la deforestación podrían simplemente aumentar la oferta local de trabajo, reducir los salarios locales y aumentar la rentabilidad de otras actividades que deforestan, como la ganadería. En otros casos tales pagos podrían alentar la emigración de los trabajadores y reducir la presión en la frontera forestal, un fenómeno atestiguado en China en un esquema de compensaciones similar (Groom et al 2010). Sin embargo, los emigrantes podrían proveer remesas que podrían derribar las restricciones locales de crédito sobre la producción agrícola y la ganadería, y por tanto serían últimamente contraproducentes con respecto a los bosques. Entonces aun si la aplicación y el monitoreo de los derechos de propiedad de los bosques fueran perfectos, y generalmente no lo son, repuestas simples de los mercados laborales podrían potencialmente debilitar o deshacer los efectos de los pagos por REDD.
Los determinantes de la deforestación son relativamente complicados. Intervenciones que tratan de reducir la deforestación a través de compensaciones pueden ser exitosas en alcanzar sus objetivos. Pero la evidencia de alrededor del mundo sugiere que lo opuesto de lo que se quiere será eminentemente posible a menos que el contexto institucional y las condiciones de mercado locales sean bien entendidos.
Para su referencia:
Alston, L. G. Libecap & B. Mueller (2000) “Land Reform Policies, the Sources of Violent Conflict, and Implications for Deforestation in the Brazilian Amazon.” Journal of Environmental Economics and Management, 39(2): 162-188.
Groom, B., P. Grosjean, A. Kontoleon, T. Swanson & S. Zhang (2010) “Relaxing Constraints with Compensation: Evaluating Reforestation Policy in China.” Oxford Economics Papers, 62(1): 132-156.
*Dr. Ben Groom es profesor en el Departmento de Geografia y Medioambiente de London School of Economics. Puede ser contactado por correo: b.groom@lse.ac.uk.
Este articulo fue publicado primera vez en la revista boliviana «Sociedad que Inspira» No. 17, Agosto 2012.
Les comparto mi poema . . .
BOSQUE . . . JAS
“Grave ecocidio forestal, la vida en peligro mortal.”
Los árboles sufren de pie,
por sus raíces, asidas a la fe,
enferman, lloran, fenecen,
tan cruel suerte no merecen.
El más humilde follaje
es víctima del ultraje,
¿quién resarcirá su orgullo,
quién les dará tierno arrullo?
Soy el alma de los bosques
que, por culpa de unos torpes,
“vegetan” con flora inerte
o han encontrado la muerte.
Soy la entraña de los montes,
de colinas, horizontes,
que han quedado desolados,
por algunos desalmados.
Soy la esencia de natura,
víctima de la incultura,
de intereses de unos cuantos,
por los que sufro de espantos.
Florestas de oyamel y pino,
¿porqué tan brutal destino?,
son taladas, son quemadas,
en lugar de ser amadas.
Robles, caobas maderas,
tropicales arboledas,
de la vida son las vetas,
hay que imponer serias vedas.
Contingencias ambientales,
algunas monumentales,
destruyen su ecosistema,
por imperio, por sistema.
¡A impedir que eso suceda,
que su grandeza no muera!,
son los pulmones del orbe,
oxígeno que se absorbe.
Soy la conciencia de todos
los seres humanos probos
que, a toda ciencia y paciencia,
cuidarán de la existencia.
De las frondas, de su fauna,
dejando atrás todo trauma,
remediando el ecocidio,
la sociedad en concilio.
Soy principio de justicia
que, a los pueblos, acaricia,
soy la condena del mundo
que clama, en lo más profundo:
“Talamontes infelices,
que no siguen directrices,
incendiarios despiadados
que, del diablo, son aliados.
Dejen en paz nuestros bosques,
ya somos sus guardabosques,
¡muy pronto tendremos fiesta,
nuestro amor los reforesta!”
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Pátzcuaro, Michoacán, México, a 06 de junio del 2013
Reg. SEP Indautor No. 03-2013-111212464200-14
A la memoria de la Reserva Ecológica “Estribo Grande”, pulmón de la región de Pátzcuaro, devastada en un 90% (noventa por ciento), debido al incendio ocurrido los días 12 y 13 de abril del 2013.