A fines del siglo XIX Bolivia perdió su costa a favor de Chile en la llamada Guerra del Pacífico, en la que también intervino el Perú como aliado de Bolivia. Desde entonces, Bolivia no ha dejado de reclamar una salida soberana al Océano Pacífico. Un hecho relevante tuvo lugar en el año 2013, cuando Bolivia inició formalmente la presentación de una demanda ante la Corte Internacional de Justicia con sede en la ciudad de La Haya para obligar a Chile a negociar un acceso soberano al mar. Chile presentó en 2014 una objeción preliminar para que la Corte se declare incompetente para acoger la demanda boliviana. Este caso y sus posibles implicaciones para el derecho internacional han recibido gran atención en el mundo. Como ejemplo, la revista The Economist trata el tema en su edición para las Américas del 9 de mayo de 2015 en el artículo «Bolivia’s access to the sea. Beaches of the future? A South American border dispute has implications for international law«.
En mayo de 2015 tuvieron lugar los alegatos de ambas partes en La Haya sobre la competencia de la Corte. El tema de la competencia, y más aún el tema de fondo de la demanda, no es simple y no pretendo examinarlo en detalle en estas líneas, ya que no sería capaz de hacerlo. Sin embargo, la discusión sobre la competencia parece girar en torno a los dos puntos siguientes planteados por jueces de la Corte. (1) El juez Greenwood preguntó a Bolivia en qué fecha mantiene que se concluyó entre Bolivia y Chile un acuerdo respecto de la negociación relativa al acceso soberano al mar. (2) El juez Owada se refirió a la expresión «acceso soberano al mar» utilizada por Bolivia y Chile, término no reconocido en el derecho internacional, y pidió a los dos países que definieran el significado de dicha expresión.
Si bien puedo entender el sentimiento que nos embarga a muchos bolivianos y también a muchos chilenos al tratar este tema, no comprendo cómo tanta gente en ambos países se siente capacitada para opinar (¡casi en tiempo real!) sobre lo que plantean Bolivia y Chile ante la Corte, y sobre las repercusiones de las preguntas de los jueces. Se trata finalmente de evaluar si la Corte Internacional de Justicia es competente para conocer el caso planteado por Bolivia, tema sobre el cual la mayoría de bolivianos y chilenos no tenemos los conocimientos técnicos requeridos como para emitir una opinión razonable. No es que se trate de física cuántica, pero tampoco es como valorar lo que pasa en un partido de fútbol. Las opiniones en ambos países, que califican de brillante cada una de las intervenciones de una de las partes y desprecian sistemáticamente todos los argumentos de la otra parte, no me convencen.
Asumo que Bolivia se ha preparado adecuadamente y, habiendo consultado y contratado a un grupo de expertos en derecho internacional público, no está presentando una demanda que obviamente no será considerada por la Corte por encontrarse fuera de su competencia. Por otro lado supongo que Chile, también asesorado por otros expertos, debe creer en sus argumentos y no está sencillamente haciendo perder su tiempo a la Corte requiriendo que ésta deje el tema de fondo en suspenso, mientras se analiza su competencia para conocer el caso. De hecho, ambos países parecen contar con especialistas de renombre internacional en sus equipos. En todo caso, considero que conviene a ambos países, que son vecinos y lo seguirán siendo, mantener una postura adecuada y serena durante el tiempo que dure el juicio de La Haya.
Se trata de un litigio internacional complejo, así que en lugar de especular, habrá que esperar a que la misma Corte, probablemente hasta fin de año, establezca lo que sigue y leer sus argumentos que se basarán, supongo, en el derecho internacional. Como se puede observar en el gráfico siguiente, las alternativas en el corto plazo al parecer serían tres:
- La Corte admite la objeción preliminar presentada por Chile. Al no ser competente, el juicio termina. (Bolivia con seguridad no abandonaría su aspiración marítima y deberá seguir buscando negociar con Chile en el futuro.)
- La Corte no admite la objeción preliminar y el juicio sigue.
- La Corte decide que para poder resolver su competencia requiere escuchar alegaciones de todo el caso, con lo cual el juicio sigue.
En las dos últimas alternativas descritas, el juicio proseguiría por varios años. De ser así, las alternativas más obvias en el mediano plazo serían entonces también tres:
- La Corte da la razón a Bolivia. (Bolivia buscaría negociar con Chile, que estaría en la obligación de hacerlo.)
- La Corte da la razón a Chile. (Bolivia no abandonaría su aspiración marítima y deberá seguir buscando negociar con Chile en el futuro.)
- La Corte resuelve que no es competente. (Bolivia con seguridad no abandonaría su aspiración marítima y deberá seguir buscando negociar con Chile en el futuro.)
Mi lectura del recuento anterior de alternativas posibles es que, sea cual sea el fallo de la Corte en lo que respecta a su competencia, y también sea cual sea su fallo final (suponiendo que el juicio continúa), Bolivia deberá buscar negociar en el futuro con Chile, tanto sobre el tema marítimo como también sobre otros temas pendientes y de interés común, que definitivamente no son pocos[1]. En consecuencia, es fundamental que Bolivia analice detenidamente cuál sería la mejor estrategia de negociación con Chile (y eventualmente con Perú[2]) en cada uno de los escenarios planteados, tomando en cuenta que las decisiones de la Corte Internacional de Justicia probablemente influirán en la opinión de la población sobre el tema en los tres países mencionados (Bolivia, Chile y Perú) y cambiarán asimismo la percepción internacional del problema.
Referencias
Klein, Herbert S. (1982 [3ra edición aumentada y corregida 2002]). Historia de Bolivia. La Paz: Juventud.
Mesa, Carlos; De Mesa, José; Gisbert, Teresa; (1998 [8ª Ed. 2012]). Historia de Bolivia. La Paz: Gisbert.
Documentos disponibles sobre el caso «Obligation to Negotiate Access to the Pacific Ocean (Bolivia v. Chile)» en el sitio web de la Corte de Justicia Internacional, acceso en mayo de 2015: http://www.icj-cij.org/docket/index.php?p1=3&p2=1&case=153&code=bch
[1] De acuerdo a La Tercera, la agenda de los 13 puntos establecida en 2006 entre Bolivia y Chile incluía lo siguiente: 1) Desarrollo de la confianza mutua, 2) Integración fronteriza, 3) Libre tránsito, 4) Integración física, 5) Complementación económica, 6) Tema marítimo, 7) Silala y recursos hídricos, 8) Instrumentos de lucha contra la pobreza, 9) Seguridad y defensa, 10) Cooperación para el control de tráfico ilícito de drogas y productos químicos esenciales y precursores, 11) Educación, ciencia y tecnología, 12) Culturas, 13) Otros temas.
[2] En el Tratado de Paz posterior a la Guerra del Pacífico firmado por Chile y Perú se establece que Chile no puede entregar a otra potencia territorios que fueron peruanos, sin el previo consentimiento de ese país.
* El autor es Investigador Senior de INESAD, Ph.D. en economía, bbranisa@inesad.edu.bo