La Inversión Extranjera Directa en la Actual Política de Gobierno

Por Beatriz Muriel, Ph.D. *

El proceso de nacionalización que vivió Bolivia desde el año 2006 ha sido una muestra clara del repudio del Gobierno actual del llamado proceso “neoliberal” de privatizaciones y capitalizaciones, que fueron acompañadas de la captación de inversión extranjera directa (IED) y la entrada de multinacionales al país. Al respecto, las medidas de expropiación han llevado a más de una docena de juicios internacionales que todavía no se resuelven.

Bajo estos antecedentes, las acciones del Gobierno en los últimos meses –como los viajes realizados a Estados Unidos, Francia y Alemania– en busca de IED, ha dejado confundida a una buena parte de la población boliviana, en una especie de emociones contrapuestas entre discursos y contra-discursos. Aún más, en el Plan de Desarrollo Económico y Social 2016-2020 –promulgado recientemente– se idealizan millonarias inversiones; entre las cuales se establece en particular, como una meta dentro del Pilar 5 (Soberanía Comunitaria y Financiera), que la IED llegará al menos al 8% del PIB (siendo actualmente la neta un poco menos del 2%).

Con todo, cabe notar que la visión en el Plan es que esta inversión se constituya en una “socia” de los emprendimientos productivos nacionales; la cual es apoyada mediante la Nueva Constitución Política del Estado, la Ley de Inversiones promulgada en 2014, y la Ley de Conciliación y Arbitraje de 2015. Este cambio de perspectiva parece ser un reconocimiento de que es posible encontrar puntos intermedios entre las ideologías extremas de satanización versus santificación de la IED, a partir del establecimiento de una regulación adecuada que permita generar una IED promotora del desarrollo económico y social, y al margen de cualquier abuso o explotación indiscriminada de los recursos humanos y naturales. Al respecto, queda todavía un camino importante por recorrer para la creación de un marco regulatorio que delimite, de manera clara, completa y confiable, las reglas de juego y acciones para el efecto.

De este modo, cabe notar que en el debate en torno a la atracción de IED, las normas y regulaciones son condiciones necesarias pero no suficientes. El periodo “neoliberal” es un ejemplo de esta limitación, donde la IED tuvo legalmente amplias libertades pero fue concentrada básicamente en la capitalización de empresas estatales, al margen de un desarrollo estratégico-productivo; por ejemplo, intensivo en mano de obra.

Las limitaciones en atraer IED parecen ser explicadas mediante la teoría OLI (OwnershipLocationInternalization) para el caso de Bolivia. En particular, los inversores extranjeros evalúan los beneficios versus los costos de producir en un determinado lugar frente a la alternativa de exportar a este. Los beneficios se enmarcarían en alguna ventaja que posea el país (como tamaño de la demanda, recursos naturales, etc.) para competir en el mercado interno y/o externo; y los costos a todos aquellos relativos a su funcionamiento, producción y comercialización.

En este contexto parecen evidentes las bajas perspectivas de atraer efectivamente IED; en una economía donde la población es escasa, prima el contrabando y la competencia desleal, los servicios productivos son incipientes  -infraestructura de transporte, servicios básicos, servicios estatales, etc.- y los costos de la formalidad elevados -tributos, burocracia, multas, etc.-, entre muchos otros factores. Así, cabrá entonces pensar en desarrollar una estructura productiva con bases adecuadas para atraer no solamente IED, sino también mayor inversión privada interna.

* La autora es Investigadora Senior del INESAD, Ph.D. en economía, bmuriel@inesad.edu.bo

Las opiniones expresadas en los artículos del Blog Desarrollo Sobre La Mesa pertenecen a los autores y no necesariamente reflejan la posición oficial de la Fundación INESAD.

 

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2 comments

  1. Rodney Pereira

    Estimada Beatriz :

    Un articulo interesante, evidentemente el PDES 2016- 2020 se explicita la necesidad de contar con la IED pero en calidad de socios «a través de sociedades en empresas estatales mixtas, en alianza con el nivel central de Estado y Entidades Territoriales Autónomas». (Pg.. 100) lo cual me parece adecuado por los beneficios que pueden generar este tipo de sociedades a diferencia de lograr una IED en los marcos tradicionales. Cabe mencionar que existen IED en algunos sectores por ejemplo en la Minería, San Cristóbal , en el sector alimentos y bebidas PIL, EMBOL, en los ferrocarriles entre otros. Lo cual no necesariamente ha implicado una satanización de este tipo de emprendimientos.

    Considero que la IED estará en el país siempre y cuando encuentre beneficios adecuados, mas allá de que estén presentes o no todos los reiterados requisitos de ambiente económico para fomentar su presencia.

  2. Rodney Pereira

    Estimada Beatriz:

    Un artículo interesante y vigente, evidentemente de acuerdo al PDES 2016-2020 de explicita la necesidad de contar con la IED en calidad se socio «a través de sociedades en empresas estatales mixtas, en alianza con el nivel central de Estado y Entidades Territoriales Autónomas» (Pg100) lo cual me parce adecuado por los beneficios que pueden conllevar esto tipo de asociaciones a diferencia de la visión tradicional sobre la IED. Cabe mencionar la presencia de IED por ejemplo en la minería , San Cristóbal, en alimentos y bebidas PIL, EMBOL, en ferrocarriles por citar algunos, que no fue cuestionada (satanizada)

    La IED estará en el país en la medida que obtenga beneficios adecuados mas allá del cumplimiento de todos los reiterados requisitos de ambiente económico para lograr su presencia, situación que se demuestra incluso en países con niveles de conflictividad social. .