El Índice de Progreso Social (IPS) en Bolivia

Por Carlos Gustavo Machicado *

El crecimiento económico es un subconjunto del desarrollo económico, es un concepto más acotado, pues el crecimiento de largo plazo de una economía se explica en base a la acumulación de factores y al incremento de la productividad asociado al cambio tecnológico. Según la Teoría del Crecimiento Moderno, el capital físico y humano, así como la tecnología, son las causas próximas del crecimiento económico. Pero además existen las causas fundamentales, que tratan de explicar qué está detrás de la acumulación de factores y de la productividad, entre las que se encuentran las diferencias geográficas, institucionales, culturales, e incluso la suerte (si es que uno cree que existe).

La teoría neoclásica ha demostrado ser el marco teórico más apropiado para explicar las diferencias de crecimiento entre e intra países, y si bien al incorporar en su análisis las causas fundamentales del crecimiento ha procurado ingresar al conjunto mayor del desarrollo económico, siempre se ha topado con una limitante, y es que la variable que al final se busca explicar, termina siendo el producto per cápita o el producto por persona en edad de trabajar.

Por otro lado, la teoría evolucionista basada en las ideas de Schumpeter de creación destructiva, racionalidad acotada, selección natural, entre otros, fue ganando importancia en los debates contemporáneos sobre las diferencias en crecimiento y desarrollo económico entre los países, lo que ha llevado a repensar el desarrollo económico más allá del PIB como variable clave. Bajo esa lógica surge el Índice de Progreso Social (IPS), calculado para 133 países, por medio de 53 variables clasificadas en 12 componentes que incluyen: salud, educación básica y superior, seguridad personal, acceso a vivienda digna, medio ambiente y acceso a oportunidades, incluyendo derechos civiles y libertades esenciales, tolerancia e inclusión social.

La diferencia fundamental del IPS con otros índices e indicadores, es que se basa en “outputs” en lugar de “inputs”. Los índices basados en “inputs” toman en cuenta las decisiones de política o las inversiones que se sabe o se cree conducirán al logro de resultados u “outcomes”. Por el contrario, un índice basado en “outcomes”, como el IPS, mide directamente los resultados de tales decisiones de inversión.

El IPS, en su versión 2016, fue lanzado a nivel mundial el pasado martes 28 de junio, y se observa que Bolivia ocupa la posición 72 en el ranking mundial, con una calificación de 64.73 sobre 100, una de las más bajas de América Latina. Bolivia supera solamente a Nicaragua (78), Venezuela (81) y Guatemala (87). Dentro del componente de necesidades básicas, Bolivia ocupa el puesto 82; en fundamentos del bienestar ocupa el puesto 59 y en oportunidades ocupa el puesto 65.

En Bolivia resulta interesante, a la vez que contradictorio, observar que la variable en la que mejor se desempeña es Acceso a la Educación Básica, con una calificación de 91.26, al mismo tiempo que la variable en la que obtiene la peor calificación es Acceso a la Educación Superior (33.38), que además es una de las más bajas de la región, superando solamente a Paraguay. Sólo este dato indica que uno de los grandes problemas y falencias que tiene Bolivia es precisamente el acceso a una educación superior de calidad, esto es más evidente cuando se hila más fino en este índice y se comprueba que Bolivia no cuenta con ningún centro superior de estudios dentro del ranking global de universidades obtenido de tres fuentes distintas de prestigio internacional.

Es así que el IPS surge como un indicador pertinente para analizar el fenómeno del desarrollo en Bolivia desde una perspectiva normativa que toma en cuenta aspectos que van más allá de las variables económicas, pero que sin embargo nos da una idea del nivel de vida de la sociedad, de las oportunidades que tiene la población y de los riesgos que enfrenta. Se puede decir  que incluso es un índice más completo que el Índice de Desarrollo Humano.

El IPS es relativamente nuevo, pues fue lanzado por primera vez en el año 2015, por lo tanto, será necesario observar su evolución. En el caso boliviano destacan positivamente algunos resultados, que muestran que entre 2015 y 2016 se ha logrado reducir el porcentaje de la población en estado de desnutrición de 19.5% a 15.9% y disminuir el déficit alimentario en 23%.

Un problema que enfrenta el IPS en Bolivia es la poca disponibilidad de datos apropiados y actualizados. Por ejemplo, el IPS 2016 reporta una tasa de homicidios en Bolivia de 12.09 muertes por cada 100.000 habitantes. Ese dato que es el más actual para Bolivia corresponde al año 2012 y recientemente ha sido actualizado a 12.4, para el mismo año. No obstante lo anterior, sin lugar a dudas el IPS permite que los investigadores y la sociedad en su conjunto cuenten con una medición mucho más precisa del concepto de desarrollo económico en el amplio sentido de la palabra.

Para concluir, quisiera mencionar que el año 2005 se publicó un documento inédito de Schumpeter (Schumpeter, Becker y Knudsen, 2005)[1] denominado “Desarrollo”, el mismo que fue escrito probablemente en 1932. En este documento Schumpeter define el crecimiento como un cambio incremental, y el desarrollo como una discontinuidad que emerge de un fenómeno novedoso o una novedad, que debería ser explicada por algún factor endógeno al sistema económico. Por lo que se conoce de Schumpeter, el atribuía el cambio endógeno al acto creativo asociado con la actividad emprendedora, sin embargo, en este documento Schumpeter concluye que la explicación científica de la novedad esta irresuelta, por ello, los re-editores del documento sostienen que probablemente ésta tiene que ver con la dinámica social detrás del desarrollo económico. El IPS nos ayuda a entender precisamente esta dinámica social, tanto en Bolivia, como en otros 132 países.

[1] Schumpeter, J.A., Markus C. Becker and Thorbjfrn Knudsen (2005). “Development”, Journal of Economic Literature, Vol. 43, No. 1, pp. 108-120.

* El Autor es Director Ejecutivo e Investigador Senior de INESAD, Ph.D. en Economía, cmachicado@inesad.edu.bo

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