Por Carlos Gustavo Machicado *
Días atrás surgió la noticia de que el transporte público durante la noche estaba escaseando en la ciudad de La Paz. Como en todo problema de escasez en economía, resulta que la demanda está excediendo a la oferta. Entonces, la pregunta que surge es: ¿Por qué se ha dado este fenómeno de repente y cuál debería ser la solución?
Conversando con un amigo economista, éste me decía que la respuesta estaba en el aumento de tarifas decretado por la Alcaldía para minibuses y carrys. Lo que sucede es que los señores transportistas trabajan hasta cumplir un ingreso fijo diario. Es decir, una vez que alcanzan ese ingreso “máximo” se retiran y se van a descansar. Eso aparentemente estaría en contra de un comportamiento maximizador de ingresos por parte de los choferes, pues no les interesaría ganar más. Pero, podría suceder también que, dentro de su función de utilidad, está maximizar el tiempo que pasan con su familia; que ahora es más gracias a que trabajan menos y ganan lo mismo que antes.
De todas maneras, si bien ésta es una razón plausible, pienso que para llegar a la conclusión de que los choferes no tienen un comportamiento racional (maximizador), se debe establecer un control por otras variables adicionales y ahí es donde entra en juego el precio de la gasolina. El famoso subsidio a la gasolina que ya lleva muchos años en vigencia y que coloca a la gasolina en Bolivia con un precio bastante barato, ciertamente provoca comportamientos poco eficientes por parte de los choferes. Seguramente con precios más altos y que reflejen un precio de mercado, habría choferes que preferirían trabajar de noche a pesar de no tener tantos pasajeros como de día; pero con la posibilidad de hacer más recorridos, debido a que enfrentarían menos “trancaderas”. Aparentemente, con una gasolina tan barata, muchos choferes no tienen problema en gastar gasolina trabajando en horas pico y enfrentando “trancaderas” durante varios minutos u horas.
Claro está que esta hipótesis habría que contrastarla con aquellos automóviles que trabajan a gas natural, así como con otras variables relacionadas con la antigüedad de los minibuses, distancia que recorren, etc.; que nos llevan a pesar que el tema del transporte en La Paz es un problema complejo, pero que en definitiva debe enfrentárselo por el lado de la oferta y de la demanda. De ahí debería salir la solución y por eso también no deja de llamarme la atención la solución planteada por la Alcaldía, que consiste en negociar con los sindicatos para que los choferes trabajen de noche. Ese tipo de negociaciones no funcionan porque es muy difícil controlar que se cumplan los compromisos. Además hay que considerar los denominados “trameajes” que igual siguen vigentes.
El problema necesita un diagnóstico adecuado para dar una solución inteligente. Con la información que se tiene no es posible hacer un análisis para llegar a ésta. Además, debe contemplarse el problema de manera integral y no solamente de minibuses y carrys. Seguramente los incrementos tarifarios también han afectado la demanda de otros medios de transporte sustitutos como son los Puma Katari. Para un asiduo usuario de los mismos, es muy evidente que la demanda ha aumentado.
* El Autor es Director Ejecutivo e Investigador Senior de INESAD, Ph.D. en Economía, cmachicado@inesad.edu.bo
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